Pintar y crear son dos formas de descubrimiento a través de las que el bebé adopta un rol proactivo. La pizarra es uno de los artículos que el alumno pronto descubre cuando se incorpora al entorno académico. Pero este producto también se adapta a las necesidades de los bebés en el hogar a través de un formato específico: una pizarra mágica. Aquella que por su propio formato permite crear un dibujo y borrarlo poco después de forma sencilla, repitiendo este gesto tantas veces como se desee, produciendo un efecto sorpresa que está muy vinculado a la magia que describe este entretenimiento.
Pintar es uno de los pasatiempos que los niños pueden disfrutar en casa. En la actualidad, además, gana protagonismo el gesto de dar visibilidad a una obra al decorar el cristal de una ventana que muestra este color como en una galería de arte. Pintar es una propuesta creativa que, además, también refuerza la imaginación infantil como vehículo de expresión que utiliza este lenguaje visual.
El tiempo libre es uno de los factores más importantes de la felicidad en todas las etapas de la vida, también en la niñez donde este espacio tiene un gran protagonismo. Conviene integrar un catálogo de distintas propuestas de ocio adaptadas a la edad del niño para favorecer su desarrollo y su descubrimiento. Sin embargo, las propuestas más sencillas pueden ser las opciones más innovadoras. Aquellas que pasan de generación en generación son un ejemplo de ello.
La creatividad, el respeto, la educación, la esperanza o, incluso, la tristeza, son conceptos a los que nuestros hijos se enfrentarán un día u otro. En ese momento intentarán conocer como gestionarlos o encontrar la respuesta del porqué le suceden determinadas cosas sin poder controlarlas. Hablar de ello con nuestros niños no siempre es sencillo, las palabras acaban quedándose tan cortas que más que aclararles, al final, acabamos creando una maraña mucho más complicada de lo que esperábamos.
El vídeo que veréis más abajo ha dado la vuelta el mundo durante las últimas semanas: unos niños de Cabo Verde juegan con un futbolín artesanal. La sencillez del juguete contrasta con los excesos que nos permitimos (y permitimos a nuestros hijos) en Navidad y Reyes Magos; pero también contrasta la creatividad de esos pequeños con la incapacidad de la mayoría de niños occidentales, de estar 15 minutos sin decir ‘me aburro’. Crecen rodeados de objetos materiales y (muchas veces) faltos de la presencia de los padres, y cuanto más tienen, más se aburren, es de lo más llamativo.
Cuando éramos pequeños nuestro tiempo de televisión estaba muy limitado por la programación y la poca oferta de canales disponibles. Hoy día hay dibujos animados, programas y canales infantiles durante las 24 horas, incluso televisión específica para bebés. Los expertos recomiendan no exponer a los bebés a la caja tonta, pero ¿quien se resiste a tener esos ratos de paz que nos da al dejarles embobados?. Suena muy mal pero es la realidad. Mientras sea de vez en cuando yo no creo que sea perjudicial pero si nos excedemos una de las cosas que estarán perdiendo es la posibilidad de aburrirse.
Enseñar a los niños ciertos valores para poder vivir en la sociedad, no siempre es fácil, sobre todo porque nosotros, los adultos, tampoco lo tenemos especialmente claro. ¿Cómo explicar conceptos tan intangibles, etéreos, subjetivos, pero necesarios, como son la solidaridad, la generosidad o el amor? Quizás deberíamos ser nosotros los que primero nos hagamos un examen, especialmente en nuestros comportamientos, para luego saber encaminar estas enseñanzas a los niños.