¿Quién no ha soñado alguna vez con montarse en un cohete espacial y llegar hasta la luna?... No vamos a negarlo, todos, en algún momento de nuestra vida, hemos soñado con escaparnos a tan mágico satélite para perdernos allí durante una buena temporada. Pero si, además, nos propulsamos un poco más allá, podemos llegar hasta el planeta rojo, el enigmático Marte en el que nos pueden deparar mil y una sorpresas.
Los niños se aburren muchas veces estudiando porque no ven ninguna aplicación práctica de lo que aprenden. Es peor cuanto más mayores son porque los primeros conocimientos, leer, escribir, sumar o restar, sí pueden incorporarlos a su vida normal y experimentar con ellos. Pero después todo se vuelve más abstracto.
Cada vez es más frecuente encontrar actividades para niños en los museos, especialmente en los de ciencia. A través de estas propuestas se acerca la ciencia a los niños de forma práctica y lúdica y se les ayuda a fijar conceptos. Suelen ser originales, divertidas y educativas. Una muy apetecible para peques de 4 a 13 años es la del Aquarium Finisterrae que les propone ir a merendar.
La Fundación de Apoyo al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología se formó en el año 2000 con el proposito de difundir la cultura científica y tecnológica, con especial dedicación al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología situado en Madrid. Este Museo merece un fin de semana en Madrid, quizá habría que ir buscando vuelos low cost para sorprender a los niños. Así pues con su afán de fomentar la cultura científica entre los niños y los jóvenes nos presenta El Jardín de la Ciencia. La propuesta va dirigida a los colegios para los estudiantes de tres a seis años. Es una buena manera de que nuestros hijos puedan contactar con el patrimonio histórico-científico.
Hace un tiempo que no os recomendamos una lectura, y hay un libro que creemos puede ser muy interesante, Física para Andrea. Además no lo es sólo para los niños, los padres siempre podemos aprender algo nuevo. El libro es una carta que escribe Rafael Alemañ, físico, escritor y profesor de la Universidad de Elche, a su hija y en la que le acompaña en un recorrido por el mundo en que vivimos.
Suele suceder que determinadas materias nos puedan resultar, a priori, sinónimos de aburrimiento o de mentes privilegiadas no aptas para todos los públicos. Así nos pasa cuando nos hablan sobre ciencia, tecnología o cualquier materia que tenga algo que ver con el conocimiento y el aprendizaje. Pero, afortunadamente, la curiosidad humana, y especialmente la de los niños, no tiene límites, necesitando ampliar sus fronteras hacia todo aquello que nos pueda resultar extraño o, casi, milagroso.
El año 2011 ha sido declarado como el año de la Química, por eso para celebrarlo se pondrán en marcha distintos espectáculos y talleres donde los niños podrán disfrutar de las ciencias experimentando con sus propias manos e imaginación. Experiencia que, sin duda, les va a enriquecer, además de divertirles ya que ¿a qué niño no le gusta hacer inventos extraños donde nada parece ser lo que es pero que, al mismo tiempo, todo tiene su sentido, su orden y función?
El año pasado hablábamos de una de las revistas más interesantes para niños curiosos, Muy Junior. Después de 74 números y seis años en los kioscos, G+J ha anunciado el cierre de la publicación. No hay explicaciones para los peques, tan sólo sendas y breves despedidas en los blogs de Cosmos y Neurona.
Una mujer británica de ascendencia caribeña, Shirley Wales, ha dado a luz a dos bebés mellizos. La novedad de este alumbramiento es que el primero era un niño negro y la segunda una niña blanca. De estos misterios de la Ciencia que no sobresaltan a la comunidad científica pero sí asombran al resto de los mortales.
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