Una vez inmersos en el fin de semana y teniendo que ocupar parte del tiempo libre en mantener entretenidos a los niños, nada mejor que ofrecerles un rato de diversión entre los fogones. Practicar en la cocina puede ser una forma de, no solo hacer que se estén quietos durante un buen rato, si no que, además, empiecen a valorar y a tomarse el interés necesario en relación a la alimentación y a la práctica culinaria.
El mundo de la cocina ya sabemos que es infinito. Combinar sabores, texturas... investigar mezclando productos distintos, aromas desconocidos o excitantes alimentos que, de vez en cuando, nos permitimos suele ser uno de los objetivos de la práctica culinaria, además de la propia nutrición. Cocinar con los niños es un pasatiempo en el que se divierten, aprenden y, por regla general, se consiguen estupendos resultados.