Una de las tareas más gratificantes y divertidas para nuestro bebé es el momento del baño. El medio acuático, lejos de resultarle hostil, significa un encuentro con su propia naturaleza, con un recientísimo pasado donde nadaba con total libertad en la calidez y seguridad del útero matero.
Quizás pensemos que nuestro niño todavía es muy pequeño para manejarse entre libros. Evidentemente es imposible que con sus pocos meses aprenda y reflexione sobre las ideas que se exponen entre las páginas, pero familiarizarse con el objeto, el formato y la textura, le va dando alas para que aprenda a valorar y amar uno de los objetos que más útil le puede resultar a lo largo de su vida.
Una de las experiencias que más suelen disfrutar los niños es la de la hora del baño. Sumergirse en la calidez de sus aguas y retomar aquel primer contacto en el vientre materno donde todo su universo estaba rodeado de líquido. No en vano, pocos son los niños que rechazan ese momento, eso sí, siempre que lo hagamos con delicadeza y con la precaución suficiente para que no suponga un cambio demasiado drástico.
Una de las tareas más novedosas a la que nos enfrentamos con el nacimiento de nuestro bebé es a la del baño. Aunque resulta ser una tarea sencilla y de lo más satisfactoria, para ambos, también resulta ser una de las que más nos impone (al menos los primeros días). ¿Sabremos hacerlo adecuadamente?... ¿tendremos siempre controlada la seguridad de nuestro bebé?... son algunas de las dudas que nos asaltan, sobre todo, cuando somos primerizas.
Los bebés, generalmente, pasan por diferentes etapas en lo que se refiere a su gusto por el baño. Cuando son muy pequeñitos les relaja estar en el agua, a los pocos meses se asustan y deja de gustarles hasta que puedes sentarle en la bañera de mayores, con su aro de seguridad o bien sujeto por tí. A partir de esta etapa el problema será dar por concluído el baño y encontrar un hueco en el que poner todos los juguetes.
En ocasiones, los padres necesitan de la ayuda de una niñera para poder cuidar del pequeño puesto que no siempre es fácil conciliar la vida profesional con la faceta personal, es decir, con el cuidado del hogar. Por eso, las cualidades principales de una niñera son la seriedad, la confianza y la profesionalidad. En este sentido, dichas cualidades pueden conocerse más de cerca si cuando hacemos una entrevista a una persona, le pedimos referencias donde podamos conocer dónde ha trabajado anteriormente.
La hora del baño de los más pequeños son uno de los momentos más importantes del día del bebé. No tanto por la limpieza sino porque es su momento de relajación, su momento exclusivo de mimos, su momento con su mamá o su papá, en definitiva… su momento. El agua tibia le resulta agradable y flotar le recuerda a su etapa prenatal.
Es muy común encontrarse con ciertas dificultades a la hora de secar a los bebés después del baño, sobre todo entre padres primerizos, siempre da la impresión de hacer falta un par de brazos más, para cubrir al pequeño mientras la madre lo saca de la tina. Las toallas especiales para bebé que traen capucha para la cabecita, parecen quedarse pequeñas si queremos arroparlo bien.
¿Tu bebe necesita un andador? Te damos algunos consejos 
Campamentos de surf para niños en Galicia durante el verano 
Depresión postparto: factores de riesgo, síntomas y cómo prevenirla