Cada vez que juego con el agua (algo normal teniendo en cuenta que estamos en verano) me viene a la cabeza la actitud que tuvo nuestro bebé la primera vez que se pegó un baño. Fue un momento bastante especial ya que, a partir de entonces, estuvo más en contacto con el agua (aunque ya había estado en ese medio, claro). Sin embargo, la experiencia de bañarlo por primera vez fue algo muy bonito que no se nos olvidará nunca.
Pero seguro que te habrá sucedido como a mí, que al rescatar las prendas de los niños que dejamos guardadas el año pasado, te has dado cuenta que se han quedado totalmente pequeñas. Los niños crecen a tal velocidad que la talla perfecta de hace unos meses, ahora ha pasado al olvido. Por eso necesitamos reponer de nuevas prendas el armario, incluidas las que lucirán durante el baño, y que se convertirán en sus preferidas a lo largo de muchas semanas.
Hay libros, especialmente aquellos dedicados para el público infantil, que además de conseguir ser una lectura interesante y una divertida trama llena de ingenio e imaginación, también se convierten en auténticas joyas, no tanto por el argumento, si no por las hermosas ilustraciones que contienen. Es por ello que resultan ser de lo más valioso, no sólo por los niños, si no también por los adultos.
Vivimos en una era en la que la tecnología ha impuesto sus normas para seguir un modo de vida. Ahora parece que todo lo que necesitamos tenga que venir marcado a través de los móviles, Internet o la misma televisión, es como si estuviéramos conectados a un cable permanentemente para poder llevar a cabo nuestras tareas, ser más efectivos e, incluso, más felices. Pero a menudo olvidamos que en las pequeñas cosas también se encuentran grandes logros.
Cuando un bebé nuevo llega a casa son muchos los objetos, enseres, muebles y ropa que vamos a necesitar. Algunos de ellos resultan imprescindibles, pero otros sólo son meros artilugios con los que llenar la casa de trastos cuya utilidad queda relegada casi a la anécdota. Otros, en cambio, parece que no tienen ninguna importancia pero pueden resultar de lo más útiles.
Ya sabemos aquello de que los bebés, nada más nacer, lo hacen ante un mundo extraño y que, en muchos casos les es hostil. Han crecido protegidos en el vientre materno, nadando en su mundo de agua particular y ahora tienen que empezar a aprender a utilizar sus órganos vitales para adaptarse a esta nueva forma de vida. Por eso no es extraño que una de las nuevas prácticas a las que tendrán que enfrentarse, como es el baño, sea una de las favoritas de los recién nacidos.
Incluso aunque nuestro bebé no tenga pelo, es importante que en su baño diario, prestemos también un especial cuidado a su cabello. En un principio nos servirá con pasarle una esponja húmeda con agua tibia y unas gotas de champú especial para él. De esta forma vamos a mantenerlo siempre limpio y cuidado, evitando que se le quede el sudor o pequeñas partículas de suciedad, y también evitaremos que se le forme la costra láctea.
Cuantas veces les decimos a nuestros hijos a la hora de bañarse que deben lavarse bien el ombligo cuando se bañen, pues ahora la ciencia parece darnos la razón, el ombligo de los seres humanos puede albergar hasta 2.300 tipos diferentes de bacterias.
Desde que nacen a los bebés les gusta la hora del baño. Cuando se hacen un poco mayores algunos protestan un tiempo, pero pronto, especialmente cuando ya pueden sentarse en la bañera, aunque sea con ayuda, vuelve a ser uno de sus ratos preferidos. Como juguete les sirve cualquier envase en el que puedan meter un poco de agua y volverla a soltar. Pero también hay juguetes más elaborados e Imaginarium, como siempre, tiene novedades muy atractivas.
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