Supersticiones en torno al Bautismo del bebé

Escrito por: Sacra    11 junio 2014    2 minutos

El Bautismo es una de las celebraciones más importantes para las familias católicas. Nada más nacer el bebé se busca el día perfecto para presentarlo ante su Fe y realizar uno de los rituales más extendidos y venerados por los seguidores de esta religión. Más tarde vendrá la Primera Comunión, la Confirmación y el resto de celebraciones que unen a las familias en un mismo sentir religioso.

Pero aunque la tradición del Bautismo venga desde tiempos inmemoriales, ha tenido que ir adaptándose a las nuevas épocas y ritmos de vida de los habitantes del siglo XXI. Pero aunque sólo sea por mera curiosidad, no está de más conocer todas aquellas supersticiones que giraban en torno al Bautismo, y todos los rituales que debían cumplirse con el fin de que el pequeño estuviera bien protegido ante los enemigos de su fe.

La primera y principal era que el Bautismo debía realizarse cuanto antes. Hasta que no se producía el bebé se encontraba totalmente desprotegido de Dios y, por lo tanto podía ser el blanco perfecto para distintos males y desgracias. Así no era extraño que muchos de ellos fueran bautizados a los pocos días de vida, y si se alargaban más, no salían a la calle hasta que el Bautismo se llevaba a cabo.

En el momento de ser bautizado era cuando se le asignaba un nombre, por lo tanto traía mala suerte llamarlo por el mismo antes de ese momento. Otra tradición era que en ese nombre debía figurar el nombre del abuelo paterno, pero nunca el del padre, ya que eso podría ser presagio de muerte prematura.

La ropa que debía usar ese día ya tenía que haber sido usada por otro niño con anterioridad, que fuera nueva atraía la mala suerte. La persona que lo llevaba hasta la pila bautismal debía sujetarlo con la mano derecha si era niño, y con la izquierda si era niña. Además, si los padrinos recitaban mal las oraciones, el niño saldría tartamudo.

Vía | Magia interior
Foto | Oratoria San Felipe Neri

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