Soy Padre: Paseando para dormir
En un artículo anterior he hablado de algunas recomendaciones a tener en cuenta en las ocasiones en las que el niño no puede o no quiere dormirse. Todos tenemos múltiples métodos para tranquilizar a los niños. Nosotros mismos descubrimos uno de manera accidental, cuando estábamos dando un paseo con el niño y vimos que, de momento, tenía los ojos completamente cerrados. Curioso ¿verdad?
En un principio creíamos que dicha actitud era por sueño, aunque en sucesivos paseos nos dimos cuenta de que él solo se iba entreteniendo con el movimiento de la calle: la gente que pasa, los ruidos, las imágenes, e incluso los anuncios. El resultado es curioso: la actividad provoca que se relaje y duerma a pierna suelta. Puede estar horas soñando mientras escucha todo tipo de tumultos. Lo importante, eso sí, es que el carro no se pare.
Cuando va paseando y despierto, se fija en todo lo que existe a su alrededor: coches, tiendas, a la gente hablando, e incluso en las nubes. Es evidente que el mundo es nuevo para él, por lo que está aprendiendo todo lo posible. Humor tampoco le falta. Por supuesto, como ya he comentado, cuando se relaja se queda completamente dormido.
Pasear, además de relajarle, provoca que aprenda y se divierta. Un punto a nuestro favor: si no está a gusto en algún lugar, solo hace falta que salgamos a dar una vuelta para que se ponga mejor. Así, además, irá descubriendo el planeta que le espera, incluyendo el desarrollo de todos los sentidos: vista, oído y olfato, principalmente. No olvidéis hacerlo de manera precavida. Sobre todo en los días de lluvia y frío.
Explicar que este es nuestro caso personal y no sucede en todos los niños. En cualquier caso, sí os puedo confirmar que dar paseos es algo que le vendrá bien al niño: se distraerá, aprenderá cómo es el mundo y, sobre todo, se divertirá con la gran cantidad de situaciones que existen.
Foto | Pixabay – markus53
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