Soy Padre: Con las gafas rotas
Como ya saben las personas que me conocen de forma personal, llevo gafas. Esta herramienta es imprescindible para mucha gente de nuestra sociedad, sobre todo si la vista se comienza a resentir por algún motivo. En mi caso debo usarlas para ver de lejos. Si no, es imposible distinguir los objetos y contenidos. Seguro que ya estáis pensando en que, teniendo a un niño pequeño en casa, las gafas tienen su propio peligro. No os falta razón.
Tener un niño en casa y deber llevar continuamente las gafas puestas es algo que, además de ser un peligro, también implica la posibilidad de que se rompan en poco tiempo. No en vano, estaremos jugando en muchas ocasiones con el crío y, si recibimos un golpe, los materiales podrían no aguantar. Más o menos lo que me ha pasado a mi recientemente. Aunque en esta ocasión ha sido el propio niño el que ha cogido las gafas, sin darme cuenta, procediendo a la rotura de una de las patillas.
Como ya he dicho, necesito las gafas para ver de lejos, lo que significa que apenas puedo trabajar sin ellas. Cuando me las rompió, enseguida tuve que acudir corriendo a la óptica con el fin de comprar unas gafas nuevas. Ante este tipo de momentos, lo peor no es que el niño os haya roto las gafas, sino que os quedaréis sin ellas hasta que os reparen las que tenéis u os den unas nuevas. Un proceso que puede llegar a tardar bastante tiempo. En mi caso tuve suerte.
Tal y como he comentado, me dirigí a la óptica y solicité la reparación de las gafas actuales, además de la graduación para la próxima herramienta, la cual iba a tardar en llegar. Afortunadamente, no solo me repararon las gafas rotas en el acto, sino que también me las dejaron como nuevas, por lo que no tuve que adquirir otras. Todo se quedó en un susto.
Aunque siempre he tenido bastante cuidado respecto de las gafas y el niño, intentando evitar que llegaran a sus manos, lo cierto es que en esta ocasión me las rompió sin que me diera cuenta. Menos mal que pude solucionar todo de manera rápida.
Si tenéis niños pequeños en casa y también disponéis de gafas, mi recomendación personal es que tengáis mucho cuidado con estas. Un simple descuido mientras jugáis con el crío podría resultar en su rotura. Y algunos modelos no son precisamente baratas. No solo ahorraréis en sustos, también en cuanto a vuestra cartera.
Fotos | Pexels – Unplash | Pexels – Krewr Studio
un comentario
Mi hija pequeña lanzó este verano las de mi madre mientras estábamos tomando algo en una terraza y cayeron hacia la carretera y un coche aparcó encima y destrozó un cristal y una patilla. Con el agravante de que mi madre solo tiene un ojo, perdió hace tres años el derecho y en el izquierdo tiene muchísima miopía, astigmatismo y vista cansada, lleva mucho aumento para que te hagas una idea no pudo renovar ni el carnet de conducir. Pues el coche aparcó justo encima del cristal izquierdo. Para volver a casa tuvo que ponerse el cristal derecho, que también lo lleva graduado, como un monóculo en el otro ojo para poder llegar hasta casa a por las gafas de repuesto. Un desastre