Soy Padre: Cuidado con los golpes

Soy Padre: Cuidado con los golpes

Escrito por: Jaime Gomez    16 agosto 2015    2 minutos

No se equivocan cuando nos advierten que tengamos mucho cuidado con nuestros niños. Son pequeños, muy débiles y están continuamente intentando descubrir qué es lo que tienen a su alrededor. Y eso, claro, les pondrá ante todo tipo de peligros que debemos intentar evitar. Es muy posible que también nos digan que los bebés se llevarán muchos golpes durante los primeros años, pero eso no significa que debamos dejarlos solos. Al contrario, debemos estar vigilándolos siempre que sea posible.

Es cierto que el niño se dará golpes. Sobre todo, los que sean más nerviosos. Sin embargo, ahí estamos los padres para cuidarlos. Nuestro caso no iba a ser una excepción. El niño está continuamente moviéndose, mirando para un lado y para otro, e intentando tocar todo lo que haya por delante. Es normal que se ponga en peligro en más de una ocasión. No obstante, hemos sabido como controlar las situaciones poniéndolo en sitios cómodos, acolchados y en los que pueda estar seguro.

Por ejemplo, si está en la silla del carro, le ponemos el cinturón de seguridad para que no pueda irse hacia adelante o caerse. Cuando esté sentado, lo más seguro es que se quiera ir del lugar y andar a sus anchas. Todas las precauciones son pocas, ya que lo mismo sucederá en otros lugares. Siempre tiene, en la espalda o en los lados, algún tipo de sujeción que le impida moverse en extremo. Evidentemente no hay que sobre proteger al niño. Simplemente se le permite moverse un poco para que vaya experimentando, por ejemplo, lo que es quedarse sentado o intentar gatear.

La vigilancia es importante. Como ya hemos dicho, hay que estar vigilando a los niños en la medida de lo posible, comprobando que no lleguen a un extremo en el que se puedan hacer mucho daño. Cuando queráis que el pequeño pueda practicar a su aire, sabed que existen muchos lugares dónde puede hacerlo sin problemas. Por ejemplo, los propios parques sirven para que empiecen a darse la vuelta. Incluso podéis preparar colchones más o menos grandes para que haga lo que quiera sin pegarse contra una superficie dura.

Una de las frases que más he escuchado es la siguiente: «Los niños son de goma». En cierta manera es verdad, pero esas cinco palabras no deben haceros pensar que tienen la misma resistencia que algo de ese material. Eso significa que los niños se caerán mucho, se levantarán, volverán a caerse, llorarán y, poco a poco, irán aprendiendo de todos sus errores. Por supuesto, ahí estamos los padres para echarles una mano y guiarles en el largo camino de la vida.

Foto | Pixabay – PublicDomainPictures

Reportajes


Comentarios cerrados