El síndrome post-vacacional lo contagian los padres a los hijos
Ya estamos llegando a la recta final de las vacaciones de verano. Aunque todavía nos quedan algunos días, ya debemos ir preparándonos para lo que será la vuelta a la rutina. Después de una temporada en la que nos hemos movido con total libertad y sin tener que seguir el ritmo del reloj, ya debemos ir preparándonos para la vuelta al ordenado calendario. Y ahora, que todavía nos quedan unos días, puede ser un buen momento.
Se habla de síndrome post-vacacional a aquel estado de ánimo que se nos presenta tras disfrutar de las vacaciones y tener que volver a la rutina. Volver al trabajo, para los padres, y a la escuela, para los niños, se puede convertir en un estado angustioso que nos provoca distintos cambios de humor, apatía o cierta desazón. Pero ¿esto sucede igual en los adultos que en los niños?
Muchos niños están deseando volver al cole y a la rutina
Cuando llega septiembre, volver al trabajo y al colegio es inevitable. Por mucho que nos empeñemos en querer alargar el tiempo de ocio, es totalmente imposible. Pero también es cierto, y aunque no sea lo más habitual, que de alguna manera, retomar la rutina también resulta necesario e, incluso, deseable. Especialmente en los niños, mantener un ritmo constante, y más o menos previsible, les da seguridad, consiguiendo que rindan más, se centren mejor y lleven una vida más ordenada y sana.
Por eso no es extraño que llegadas estas fechas muchos niños, al hablarles del cole, estén deseando volver. Retomar las relaciones con sus amigos, jugar mientras aprenden y sentirse independientes, sin la atenta mirada de los padres en exclusiva, son ingredientes suficientes para que la vuelta al cole no suponga un castigo.
Los niños adoptan la misma actitud negativa que los padres
Otros niños, en cambio, hablarles de volver a la escuela les supone un estado de ansiedad difícil de controlar. En estos casos, y según los expertos, es necesario revisar la actitud de los padres. No debemos olvidar que los niños nos imitan. Así que si nos pasamos estos días quejándonos de lo angustioso de volver al trabajo, de las pocas ganas que tenemos al retomar la rutina o de lo espantoso que es dejar las vacaciones, ellos adoptarán nuestro mismo criterio.
De hecho, y según distintos estudios, está comprobado que los niños se adaptan mucho mejor a la vuelta a la cole, que los padres a la vuelta a su trabajo. Los pequeños tienen resortes especiales con los que conseguir que ese «trauma» sea superado con nuevas emociones que le proporciona una nueva aventura escolar. Así que será mucho mejor que revises tu actitud ante el final de las vacaciones, si no quieres tener a un niño deprimido en septiembre.
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