Siete beneficios de la crianza equitativa
La crianza equitativa es aquella en la que los progenitores comparten las responsabilidades en el cuidado del bebé. La implicación, el compromiso y la presencia en la vida del niño se muestran de forma simétrica.
1. Cuidado de la salud
Cuando la amplia lista de responsabilidades recae principalmente sobre una de las partes, esa situación deriva en un peso que produce efectos negativos. Por ejemplo, causa falta de tiempo para uno mismo, estrés y cansancio (físico y emocional). Una crianza simétrica se estructura sobre la base de la colaboración, la ayuda mutua y el entendimiento. Cada progenitor encuentra un apoyo en el otro.
2. Participar en la rutina del bebé
Los tres primeros años de vida son un reflejo del crecimiento, la evolución y la transformación que experimenta el bebé. Es un periodo en el que se produce la ilusión de las primeras veces: logros cumplidos que suponen un paso más en el aprendizaje. Es imposible volver al pasado cuando esos instantes quedan atrás definitivamente. Pues bien, la crianza equitativa facilita la participación de padres y madres en la rutina de sus hijos.
3. Superar estereotipos en la educación
Existe una premisa que muchas familias quieren llevar a la práctica para transmitir valores a los niños: educar a través del ejemplo. Conviene indicar que la crianza equitativa es una clara muestra de la influencia positiva que produce el rol del adulto cuando su forma de actuar no está limitada por prejuicios en torno a las tareas del hogar.
4. Crear un vínculo emocional con el bebé
La crianza equitativa hace que los progenitores compartan tiempo de calidad de forma abundante. Afianzan el vínculo con el niño desde sus primeros meses de vida. Y establecen una conexión emocional y afectiva que aporta seguridad al menor. Los hábitos y rutinas de un hogar en el que se practica la crianza equitativa mejoran la calidad de vida a nivel individual y, también, el bien común.
5. Paternidad activa
La experiencia práctica es clave para desarrollar habilidades y competencias como padre o madre. Sin embargo, cuando no existe una paternidad activa, una de las partes no se concede la oportunidad de descubrir de forma consciente la realidad de su nuevo rol. Por ello, la crianza equitativa favorece el autoconocimiento de los progenitores que son más conscientes del legado que aportan a sus hijos por medio del ejemplo diario.
6. Conciliación
La falta de equidad en la crianza también genera una desigualdad en la vida profesional de los progenitores. Aquel que invierte más tiempo en los cuidados experimenta una realidad que influye directamente en su desarrollo profesional. Su carrera está condicionada por circunstancias que no son favorables para evolucionar en el trabajo. Sin embargo, la crianza equitativa mejora la conciliación familiar.
7. Estabilidad familiar
La realización del proyecto de vida compartido en común se alinea con aquellos factores que fortalecen las bases de la convivencia. La crianza equitativa nutre la estabilidad familiar. En la situación opuesta, por el contrario, aumentan las discusiones y el distanciamiento en la toma de decisiones.
Por tanto, la crianza equitativa es positiva para los padres y para el bebé. Establece el marco ideal para alimentar la confianza y educar con inteligencia emocional.
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