La siesta: un bien necesario para los niños

La siesta: un bien necesario para los niños

Escrito por: Sacra    24 junio 2010    2 minutos

Todos en algún momento hemos pensado que los niños duermen siesta porque necesitan recargar energías tras una mañana llena de actividad, de algún modo esto es así aunque, ciertamente, esta costumbre que a menudo puede asociarse a cierta ociosidad reporta muchos más beneficios de los que a simple vista se ven. Y es que la siesta previene el estrés, mejora la circulación sanguínea, favorece la capacidad de aprendizaje ayudándoles a asentar lo aprendido y les hace llegar al final del día con buen ánimo y preparados para sumirse en un sueño nocturno totalmente reparador.

Tal es así que aunque los niños empiecen en la escuela infantil con tres años, los educadores y cuidadores siempre les reservan un espacio de relax tras la comida para que puedan echar una cabezadita.

Pero para que la siesta resulte beneficiosa se deben cumplir ciertos requisitos:

  • La hora ideal para empezar la siesta es entre las 13’30 y 15, de este modo cuando quiera despertar no será excesivamente tarde.
  • A fin de hacerle distinguir entre el descanso de día y de noche, no le dejes totalmente a oscuras la habitación, es preferible que esté en penumbra. De igual modo no le pongas el pijama aunque sí ropa cómoda.
  • La duración máxima de la siesta debe ser de dos horas. Aunque él mismo será el que regule la cantidad que necesite, no le dejes que sobrepase ese tiempo.

Seguro que en muchas ocasiones has oído hablar de que, para los bebés, es tan importante dormir como comer, esto es debido a que durante el sueño se segrega la hormona del crecimiento, por eso es muy importante respetar las necesidades de sueño de los niños. A medida que van creciendo, estas necesidades van disminuyendo. Así, por regla general, un niño de 1 año necesita dormir 10 horas nocturnas y dos siestas diurnas de 2 horas cada una. A los 2 años se sigue con la misma pauta de noche pero la siesta es única y después de comer; igual que a los 3 años pero, esta vez, la duración de la siesta disminuye, quedándose en 1 hora u hora y media.

Vía | Crecer feliz

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