Sexo en el embarazo, por trimestres
Conocemos múltiples opiniones al respecto; en algunas mujeres se incrementa el deseo sexual y en otras disminuye. Lo importante es que los padres se sientan cómodos y seguros; existen algunos casos en que no se aconseja, pero únicamente cuando se trata de un embarazo de riesgo, amenaza de pérdida o infección genital.
Durante los tres primeros meses, la mayoría de las mujeres experimentan malestares, como mareos, nauseas y cansancio por el cambio hormonal que prepara al organismo para albergar al bebé; este tipo de sensaciones sumadas al miedo de afectar el embarazo, hacen que en las primeras semanas las muchas mujeres disminuyan su actividad sexual y prácticamente la eviten.
Sin embargo, por tratarse del comienzo de la gestación, los músculos pélvicos se encuentran mejor irrigados, favoreciendo al orgasmo; si la pareja a buscado con ahínco el embarazo, se sentirá mucho más unida por la actividad sexual y a la vez más relajada por ser ya un hecho. El primer trimestre puede ser entonces un momento de mucho placer y alegría.
Al rededor de la semana 17, entrando en el segundo trimestre, el organismo de la madre se encuentra más adaptado y mucho más cómodo con los cambios; en este momento del embarazo se puede viajar y moverse con tranquilidad, porque la gestación es más estable pero las formas del cuerpo aún son manejables. Sin embargo y por sentirse ya mucho más al bebé los padres pueden temer lastimarlo.
El orgasmo femenino se produce en el útero y por un corto lapso de tiempo, la placenta proporcionará menos sangre al bebé, sin dañarlo de ninguna forma, preparándolo para el proceso corriente de circulación sanguínea; el niño está completamente protegido por el líquido amniótico, los músculos del útero, y el tapón mucoso que cierra su entrada. Nada llegará hasta él ni le causará lesiones.
Para el último trimestre costará más trabajo encontrar una posición cómoda para tener relaciones. La cercanía de la pareja es muy importante para que la madre se sienta segura y respaldada; esta es la razón por la que no debe perderse la intimidad, a menos que se trate de un embarazo de riesgo.
Vía l Ser Padres