Ser padres hoy
Hoy he vuelto a tener una conversación que se repite ciclicamente en mi vida desde que soy madre. Otra madre se sorprende, algunas se escandalizan, porque mi trabajo actual consiste en cuidar de mi hija. Muchas veces escucho un «que suerte que te lo puedes permitir», otras «estás loca por renunciar a tu carrera», pues ni lo uno ni lo otro.
No voy a negar que hay situaciones en las que no es posible renunciar a un sueldo, ni siquiera por cuidar de un hijo. Sin embargo hoy en día lo planeamos todo con precisión. Ahorramos durante años para poder comprar una casa, un coche o para las vacaciones. Esperamos a tener niños cuando nuestra situación laboral es estable, pero también cuando tenemos un nivel de vida que consideramos el apropiado para nosotros. Pero ¿Cúantas cuentas de ahorro hay para poder pedir una excendencia por cuidado de hijos?, ¿cuántos préstamos personales?
El artículo 46.3 del Estatuto de los Trabajadores es el que regula el derecho de los trabajadores a solicitar un periodo de excedencia para cuidar a sus hijos. El niño debe ser menor de tres años y pueden solicitarla tanto el padre como la madre. No hay tiempo mínimo y el máximo lo marca la edad del hijo. Durante el primer año se reserva al trabajador su puesto de trabajo.
Somos capaces de esperar a tener un contrato fijo y tres nóminas para poder pedir al banco una hipoteca, pero no podemos esperar un año a tener la antiguedad necesaria para pedir la excedencia. Ahorramos para pagar la entrada de la casa, pero no lo hacemos para mantener a nuestro pequeño ese primer año. Nos convencemos de que la guardería es el mejor sitio para un bebé de 4 meses, cuando a esa edad no hay nada que necesite más que a sus padres. Les llevamos a la guardería con fiebre porque no podemos faltar al trabajo, pero si somos nosotros los enfermos la cosa cambia.
Mención aparte merece la famosa conciliación. Por lo que yo conozco no es más que una bonita palabra que no tiene nada que ver con la realidad. El teletrabajo es casi inexistente, las ayudas van destinadas a que terceras personas cuiden de nuestros hijos, se mira mal a la madre o al padre que tiene que salir corriendo al pediatra, las guarderías en los centros de trabajo son insuficientes… Y los papás siguen teniendo los sueldos más altos que las mamás, por lo que la elección sobre quien pide la excedencia no es muy dificil.
No se si estoy loca, pero lo que sí se es que soy muy afortunada. No he necesitado que nadie me cuente los primeros balbuceos de mi hija, ni como consiguió sentarse o donde, ni como dió sus primeros pasos. Soy muy afortunada porque mi niña me ha enseñado cuales son las prioridades de mi vida. Me costará más o menos volver al mercado laboral, seguramente no llegaré a donde estaba, pero a mí me habrá merecido la pena. Y todo el esfuerzo anterior, los estudios, la lucha en el trabajo, no ha sido en vano, me han permitido disfrutar de mi hija y probablemente me ayudarán a reencontrarme con mi vida laboral.
Si ves la oportunidad de hacerlo, yo te lo recomiedo, digan lo que digan.
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