Seis consejos para hacer críticas constructivas a los niños
Las críticas constructivas, a diferencia de los comentarios destructivos, son aquellos que aportan, generan valor y tienen una finalidad positiva. Las críticas constructivas ayudan a aprender y a crecer. Por ello, también pueden utilizarse en la educación de los niños. ¿Cómo hacer críticas constructivas en esta etapa?
1. Objetivo y finalidad: reflexiona sobre el sentido del mensaje
La esencia de una crítica constructiva se percibe en la intención desde la que nace. Por ello, antes de hacer un planteamiento concreto, reflexiona al respecto: ¿Qué sentido tienen tus palabras?
2. Utiliza el refuerzo positivo
Hay otro ingrediente que combina perfectamente con una crítica constructiva: el refuerzo positivo es el componente que pone el acento en aquel aspecto que quieres potenciar en tu hijo. En ocasiones, una crítica tiene el poder de desanimar, incluso cuando está planteada con una buena intención. Por el contrario, el refuerzo positivo actúa como un estímulo.
3. Mensaje breve, amable, cercano y directo
Algunas críticas pueden generar cierto grado de incomodidad y tensión interna. En ese caso, el padre o la madre puede dar demasiados rodeos para expresar una idea que puede sintetizarse de una forma más breve a través de una fórmula cercana y directa que señala la idea principal. Hay una clave que marca la diferencia en el enfoque de una crítica: es aconsejable no mezclar los hechos o las acciones con el plano personal.
Si quieres hacer una crítica constructiva a partir de una acción que te gustaría corregir, pon el foco en ese punto. Es decir, no utilices adjetivos o etiquetas para señalar de forma directa al niño. Intenta que el mensaje sea lo más concreto posible y evita generalizar en exceso.
4. Acompaña con tu lenguaje corporal
Si estás muy atento a aquello que dices a través del lenguaje verbal pero no conectas con la comunicación que transmite tu cuerpo, puedes enviar un mensaje contradictorio a tu hijo. Buscar la proximidad a través del contacto visual es esencial para crear confianza.
5. Ten empatía
¿Recuerdas alguna crítica que te haya dolido especialmente? Aunque aquellas que son constructivas parecen más suaves, el impacto de las palabras pronunciadas puede dejar una huella en la memoria del interlocutor. Hay muchos detalles que influyen en la forma de asimilar una información: el momento personal, el tono de voz que transmite el mensaje, el contenido de la información… En definitiva, acompaña el momento con el poder de la empatía, la asertividad y la sensibilidad.
6. Ten en cuenta cómo se siente el niño
La crítica constructiva puede ser muy positiva por sí misma. Pero lo realmente esencial en la comunicación es poner en el centro el bienestar de la persona. El diálogo con tu hijo tiene un enfoque bidireccional. Por ello, como adulto puedes ir más allá del mensaje expresado para entender cómo se siente tras las palabras que ha escuchado.
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