Seis características de la crianza narcisista
Una crianza narcisista está directamente conectada con un padre o una madre que también lo es. De este modo, establece un vínculo con su hijo que no es nutritivo a largo plazo. De hecho, se crea un tipo de lazo que da lugar a carencias afectivas y heridas emocionales. ¿Cuáles son las características de una crianza narcisista?
1. Demostraciones de amor condicionadas por las expectativas
La medida del acierto o el error se encuentra en el propio punto de vista personal. No se produce una verdadera aceptación incondicional del menor. La valoración de sus acciones y logros está determinada, en gran medida, por el propio punto de vista individual. Es decir, por expectativas propias que están alineadas con los deseos.
2. Exceso de ego
Es un tipo de crianza que está vinculada con un progenitor que posee una visón poco realista de sí mismo. Tiene un exceso de ego. En consecuencia, idealiza sus virtudes y cualidades positivas. Y minimiza el impacto de sus errores y defectos. Conviene tener en cuenta, por otra parte, que el ego también conecta con el plano de la apariencia.
3. Distancia emocional
Una crianza narcisista produce una distancia entre quien la ejerce y quien experimenta los efectos derivados de esta. El narcisista ocupa un gran espacio en el vínculo. Da una gran importancia a sus emociones, pensamientos y sentimientos. Sin embargo, no concede la misma relevancia al punto de vista infantil. El ego no deja el espacio realmente necesario para escuchar, dialogar, comprender y validar aquello que siente el niño.
4. El niño puede llegar a sentirse responsable de la felicidad de sus padres
Hemos comenzado explicando que las demostraciones de afecto que recibe el niño están condicionadas, con frecuencia, por el cumplimiento o la ruptura de expectativas. En el primer caso, se produce la alegría, el reconocimiento y el elogio. En el segundo caso, se manifiesta el desencanto. Por ello, el niño puede tender a buscar la aprobación externa. Y quizá llegue a sentirse responsable de hacer feliz a sus padres. Se produce una economía de caricias positivas. Es decir, no existe una verdadera generosidad en la expresión de palabras que nutren y alimentan la autoestima.
5. El qué dirán es importante
La crianza narcisista se enmarca en el contexto de un hogar que concede una gran relevancia a la opinión de los demás. Una opinión que, incluso, puede girar en torno a aspectos superficiales. Y, sin embargo, son aspectos que adquieren una mayor importancia desde el punto de vista de un narcisista que sufre por los efectos que su propio ego produce en su vida. El deseo de querer ser el mejor puede llegar a ser agotador. Puede dar lugar a una rivalidad interna con otros padres o madres.
6. Exigencia constante
El deseo de brillo personal también se extiende al menor cuando el adulto ha formado una familia. En ese caso, los éxitos del niño pueden vivirse como propios. Es decir, el adulto se proyecta en su hijo como si fuese un espejo en el que contempla su propia vida.
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