¡A la playa! pero siempre con seguridad: los mejores consejos
Mientras me disponía a preparar este post sobre la evitación de accidentes en playas, encontré otro en PrevenBlog, y descubrí alarmada que hay lo que ellos llaman ‘una tendencia’ a nivel mundial hacia el crecimiento de las cifras de ahogamientos en este medio (las playas); parece que se ha constatado en distintos países del mundo. La idea central del artículo es la fallida de los esfuerzos en prevención, a pesar de los recursos que se dedican a ello; es como mínimo sorprendente, y eso a pesar de que se apuntan las posibles causas (aspectos psicológicos, globalización, cambios sociales…). Parece que en lugares concretos como Canarias, la tasa de accidentabilidad está por encima de los accidentes de coche.
Más abajo expongo un interesante decálogo de seguridad en playas, de aplicación necesaria; antes quiero compartir un estudio reciente de la Fundación Mapfre sobre ahogamientos en el entorno acuático, realizado en España. Se concluye que entre las tres franjas de edad en que las personas sufren mayor número de sucesos, se encuentran los 5 a 9 años de edad. Y resulta llamativo el alto porcentaje de casos ocurridos ‘dentro del agua’, y relacionados con actividades no relacionadas inicialmente con riesgos y peligros, como natación recreativa, baño en reposo o juegos en el agua; y debidos a fatiga / agotamiento, pérdida súbita de conocimiento, o hidrocución. Por cierto que, el mayor número de incidencias han ocurrido mientras el baño estaba permitido (bandera verde o amarilla).
La playa es un lugar muy agradable para darse un baño en familia, descansar, jugar, incluso para pasear; en mi opinión es bueno enfatizar los aspectos positivos, a la vez que se remarcan las medidas de seguridad, y la conciencia del riesgo. Puede ser que los esfuerzos en prevención fallen porque no se incide en la individualidad de las personas (imposible de abarcar desde campañas generales), incluso en la transmisión de valores, y creo que ahí la familia puede hacer mucho, además de la vigilancia; porque tenemos la oportunidad de conversar con los niños frecuentemente, al menos hasta que sean adolescentes. El impulso debería estar regulado mínimamente por la reflexión, y la percepción individual, por la realidad de que jamás una persona se puede permitir ‘creerse más fuerte que el mar’.
Dedicado especialmente a familias
Disfruta de la playa con niños, pero también con SEGURIDAD
- Vigilancia continua de los niños, mientras lo son, y mientras van contigo; no la delegues en hermanos, primos o amigos mayores. Y si tus hijos van con otro adulto a la playa, asegúrate de que entiende ‘cómo quieres que les cuide’.
- Es mejor frecuentar playas con servicio de socorrista, y las indicaciones que nos dan están para cumplirlas (como digo yo: el socorrista no está en su puesto porque le encanta tostarse al sol, está para cumplir una función específica e importante). Es útil que los niños sepan dónde están, y que les pueden pedir ayuda en cualquier momento (por ejemplo, si se despistan y no nos encuentran).
- Un niño que no sabe flotar, no debería entrar solo al agua. La medida de flotación más segura y efectiva para que entren al agua, es el chaleco. Hay otras, pero los manguitos se escurren, los aros no ajustan, las colchonetas pueden desplazarse (en contra de nuestra voluntad) debido a las corrientes, …
- Protégeles de las radiaciones ultravioleta del sol: crema solar con FPS igual o superior 15 (si tienen más de 3 años), evitar las horas centrales y exposición excesiva, gorras, camisetas, etc.
- Si os bañáis por la tarde, y la comida ha sido copiosa, mejor esperáis un poquito antes de meteros al agua; como mínimo es indispensable acostumbrar el cuerpo al cambio de temperatura para evitar una hidrocución.
Un niño necesita muy poco tiempo y muy poca agua para ahogarse
- No te olvides de hidratar a los niños, teniendo agua al alcance, e invitándoles a beber, nadando también se suda y se pierde líquido porporal.
- Nada de tirarse de cabeza, o dar saltos peligrosos en la arena.
- Si el Ayuntamiento responsable de la playa que frecuentas pone a tu disposición sistema de identificación con pulseras, no dudes en pedirlas al socorrista; si no anota tu teléfono en el reverso de la camiseta (o el dorso de la mano, a pesar de la probabilidad de que se borre es mejor eso que nada). Cuando los niños ya son más grandes, ayúdales a orientarse tomando referencias (la única sombrilla de flores, el puesto del socorrista, la familia que ha construido una fortaleza con arena en la orilla….
- Sé que los padres necesitamos proteger a los niños, pero ¡no expongas tu seguridad!. Esto es: cuando te bañes con tus hijos no vayas tan lejos como si nadaras solo, no te arriesgues porque de ti dependen ellos, y tu propia integridad. Más concretamente: si debes socorrer o devolver a tu hijo accidentado a la orilla, no tienes la misma libertad de momientos que cuando vas de ida y vuelta a la última boya de marcación.
- 112 (1-1-2) no lo olvides, e insiste para que tus hijos lo memoricen y sepan marcarlo en tu / su teléfono.
Mejor que todo eso es no perderles de vista, tendrás tiempo de hablar con amigos, bañarte, pasear… cuando ya no te necesiten, sólo son unos años, a cambio de la seguridad de tus hijos
Los socorristas tienen entre su lista de personas con riesgo de ahogamiento a los padres con niños
Esperamos que os sirvan estas recomendaciones, y más aún, que paséis un buen verano en la playa, la piscina, la montaña, en casa, de viaje, o dónde sea.
Foto | Flickr-docentjoyce
Más información | Segur Baby, Emergencias Setmil
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