Seguridad: clave para la felicidad de bebés, niños y adolescentes
La felicidad es ese bien que aporta sentido a muchas de las decisiones y medidas que aplican las familias en su día a día. Como muestran los diferentes estilos educativos y formas de crianza, no hay un único modelo que inspire a las familias con hijos. Tampoco existe ningún manual que sea universal, aunque sí hay ingredientes que fortalecen los cimientos de la felicidad en bebés, niños y adolescentes: la seguridad es un principio a tener en cuenta. Un principio que se convierte en símbolo de protección, familiaridad y cercanía.
Por ello, cuando se producen circunstancias difíciles en el entorno familiar, y no es posible cambiar lo ocurrido, la respuesta puede ser clave para dirigir la atención hacia un objetivo determinante: la creación de un espacio cálido, amable y seguro para hablar. Y, también, el mantenimiento de costumbres y rutinas que se transforman en un soporte para afrontar un punto de inflexión.
La seguridad es un valor integral a nivel físico y emocional
La seguridad, por otra parte, adquiere un significado que es integral. Y es que, va más allá del plano físico. Es decir, bebés, niños y adolescentes también necesitan sentirse seguros a nivel emocional. La satisfacción de las necesidades principales, aquellas que resultan más básicas en apariencia, son decisivas. A partir de la satisfacción de necesidades esenciales como la seguridad, es posible evolucionar hacia otros niveles más profundos de felicidad.
La seguridad de los hijos también está en conexión con las circunstancias particulares del entorno: el hogar, los recursos, el empleo y la estabilidad económica inciden en esta cuestión. La seguridad es un valor que, sin embargo, choca con la fragilidad de un entorno cambiante que puede experimentar un cambio repentino de manera drástica. Y es que, incluso cuando el grado de seguridad alcanzado en la familia muestra una fortaleza aparente, esta puede romperse o debilitarse.
Cuando la sensación de seguridad se rompe ante acontecimientos dramáticos y noticias tristes
La seguridad va más allá de lo que sucede directamente en el hogar familiar. Los niños y los adolescentes también pueden sentirse más vulnerables cuando conocen una noticia negativa que les preocupa. Las familias forman parte de la sociedad y, en la conexión que surge con el otro desde la perspectiva del conjunto, la empatía juega un importante papel. La seguridad absoluta no existe, a pesar de ello, muchas de las decisiones que se toman en el ámbito familiar y el seguimiento de una rutina concreta se alinean con esa búsqueda de estabilidad, conexión con el ahora y pertenencia.
Sin embargo, aquello que parece previsible también puede romperse afectando al universo infantil y adolescente. Y el papel de los padres es decisivo para aportar compañía, escucha, serenidad y seguridad.
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