El segundo embarazo es diferente
Ya se ha recorrido el camino para convertirse en padres la primera vez, y el conocimiento de los pequeños detalles facilitarán muchas situaciones ya conocidas; sin embargo, embarazarse por segunda o tercera vez, acarrea siempre mayores responsabilidades físicas, económicas y emocionales, que deben meditarse seriamente antes de tomar la decisión.
Lo ideal sería que el nuevo miembro de la familia haya sido planeado por la pareja, antes de intentar concebirlo; los especialistas sugieren que el momento indicado para un nuevo embarazo, es cuando el hijo menor de la pareja rodea el año y medio de edad, ya que para cuando nazca el nuevo bebé, su hermanito mayor ya podrá comer por sí mismo, no usará pañales y se encontrará en una etapa de exploración y reconocimiento del mundo un poco más independiente.
Probablemente la panza se note antes que en el primer embarazo y esta vez se superen más pronto las nauseas y el malestar; la incontinencia y otros síntomas se repetirán, pero esta vez será más fácil manejarlos por la experiencia previa. El dolor en las articulaciones de la pelvis, puede ser mayor al del primer embarazo, por lo cual debe intentarse guardar una buena postura.
En cuanto a la salud de la madre, si se han padecido complicaciones durante el primer embarazo, como diabetes gestacional o preclampsia, probablemente se sufran nuevamente en el segundo; la madre que ha sufrido algún tipo de trauma durante un periodo de gestación o el parto, se encontrará más prevenida con lo que podría venir.
Es conveniente resolver cualquier preocupación de este tipo antes de proponerse concebir, para que la pareja esté más tranquila durante el embarazo. Tener bajo peso, probabilidad de anemia, hipertensión o sobre peso, son factores que vale la pena tratar de resolver y estar atentos, informando al obstetra sobre cualquier cambio y asistiendo juiciosamente a los controles y exámenes.
Haber contado con un buen médico de cabecera durante el primer embarazo, puede dar a la pareja una mayor sensación de seguridad y acompañamiento; otro es el caso en el que se considera conveniente cambiar de obstetra o la situación así lo demanda. Lo más importante es sentirse a gusto y respaldada, por un profesional que le aconseje y se haga partícipe activamente del proceso de gestación; haber tenido ya un hijo proporciona mayores datos guía de cómo podría desarrollarse un nuevo embarazo, útiles para un médico conocido, que ha compartido la experiencia.
Al crecer la familia, aumentan también los gastos, que no se limitan solamente a los productos necesarios para el cuidado de los bebés, sino también a la licencia de maternidad, los gastos de hospital, la guardería, hablando solo de un futuro cercano. Obviamente existen ya en casa algunos artículos y ropa del hermanito mayor que pueden ser utilizados ahora, pero siempre será necesario tener más espacio disponible.
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