La ropa de los niños y la espera en el pediatra
Uno de los sitios donde más tiempo perdemos los padres es esperando en la consulta del pediatra. Todos queremos que a nuestros hijos les dedique el tiempo que haga falta, por lo que debemos aceptar que haga lo propio con los demás. Pero, en esos ratos interminables en los que ya no sabes como entretener a tu hijo para que no se pegue al niño con más mocos de la sala, a mí me da por fijarme en como van vestidos el resto de niños y bebés.
Tras siete años visitando al pediatra he llegado a una conclusión: los padres son responsables de buena parte de ese tiempo de espera. Esos niños y niñas monísimos con sus vestiditos y camisitas llenos de botones diminutos, sus chaquetitas a juego y los zapatos con cordones, salen tan peripuestos de la consulta como entraron. Están preciosos, de foto, pero no para ir al médico.
Salvo que el pediatra tenga dos salas y pueda dejar a los padres vistiendo al niño mientras atiende al siguiente, todo el tiempo que se tarda en abotonar y viceversa esa ropita tan mona, es tiempo que yo estoy perdiendo. Y yo me pregunto, ¿para qué le vistes así si el médico lo que quiere es verle desnudito?. Entiendo que al médico vayas limpio, frase que repetían las abuelas en otras épocas, pero ¿hay que poner al niño «de domingo»?. Y otra curiosidad, ¿le has llevado así a la guardería o le has sacado antes para poder ponerle guapo?.
Como la única constante en este universo, digan lo que digan los físicos, es la ley de Murphy, la única vez que fui con mi bebé a urgencias le pilló llevando un peto. No era muy complicado de quitar pero suficiente para que el irónico médico dijera que se lo había podido poner más difícil. Me di cuenta que está acostumbrado a los bebés que llegan a toda prisa en pijama o como les pilla de diario, y pensé en lo bien que lo iba a pasar si llevara una consulta ambulatoria.
Si eres de las que lleva al bebé como si fuera el día de su bautizo piensa, por favor, en los que tenemos hora más tarde. Si eres de los que antepone la comodidad, del niño, tuya y del médico, ¿entiendes esta costumbre?.
Foto | Flickr-Diane Wellman