Renunciar al trabajo o a la maternidad: un dilema actual
Hay numerosas renuncias que una persona puede hacer durante su vida. Sin embargo, aquello a lo que se renuncia no tiene la misma trascendencia en todos los casos. Hay aspectos relevantes como el desarrollo profesional o la maternidad. Evidentemente, ambas expectativas también pueden alinearse en el contexto de un mismo proyecto vital. Pero, en otros casos, parecen difíciles de conciliar. Y, como consecuencia de ello, se producen dos tipos de renuncias habituales en la sociedad actual. ¿Cuáles son? Las analizamos a continuación.
1. Renunciar al desarrollo profesional a largo plazo tras la maternidad
Es una de las situaciones que se sigue repitiendo habitualmente en las familias. Es ella quien, por distintas circunstancias, adopta esta determinación. En ocasiones, porque la decisión parece alinearse con la idea de lo que significa ser una buena madre. En otros casos, porque el sueldo de ella es inferior al que gana su pareja cada mes. En otras situaciones, una pausa en la carrera se convierte en una gran dificultad para reincorporarse con éxito al mercado laboral.
El lugar desde el que se toma esta decisión también influye en la perspectiva final. En cualquier caso, sí es importante recordar que, con mucha frecuencia, es una renuncia que está condicionada por circunstancias externas. Es decir, la persona adopta esta posición ante un escenario en el que le resulta difícil encontrar otras alternativas.
2. Renunciar a la posibilidad de ser madre por el éxito profesional
Existe otra perspectiva que muestra la conexión tan cercana que existe entre la maternidad y la vida profesional. Y es que, también se repite otra realidad. El tiempo de dedicación a los estudios y el trabajo lleva a retrasar el momento de la maternidad. Y, en algunos casos, el miedo a perder la estabilidad laboral o la convivencia con una situación precaria deriva en una renuncia definitiva. Es decir, algunas mujeres renuncian al deseo de ser madres para dar prioridad a su vida laboral. Una renuncia que no es plenamente consciente, como ocurre en el caso anterior, cuando no nace de una decisión meditada, sino que está impulsada por las circunstancias externas.
Conclusión: es muy importante no juzgar las decisiones ajenas
Hay decisiones muy complejas que se materializan a través de renuncias personales. Cada persona hace acto de una libertad que no es absoluta, sino que se contextualiza en una realidad con circunstancias que pueden ser propicias para cumplir un objetivo o convertirse en poco favorables. Como hemos comentado, en los casos mencionados en el artículo, el entorno influye de forma notable en ambas direcciones. Por ello, los cambios sociales pueden ser esenciales para que cada vez menos personas tengan que renunciar a la maternidad a pesar de desear ser madres o renunciar a su trabajo a pesar de querer crecer a nivel profesional.
Los cambios que potencian la igualdad de oportunidades, el desarrollo de medidas de conciliación y la superación de estereotipos en torno a lo que implica actuar como una buena madre producen una transformación profunda en la vida de hombres y mujeres.
Comentarios cerrados