Relaciones simétricas y asimétricas en la familia

En el seno de una familia surgen distintos vínculos afectivos. Cada uno de ellos tiene su propia naturaleza. Los vínculos pueden mostrar un mayor grado de simetría, es decir, de igualdad y equilibrio. O, por el contrario, las propias variables de una relación hacen que sea necesario que una de las personas tenga un rol de autoridad ante la otra. En este caso, se produce una asimetría que resulta positiva.

1. La asimetría define el vínculo positivo entre padres e hijos

Un padre y una madre educan, acompañan y dialogan con su hijo. Pero el papel que ambos ocupan en este vínculo no es simétrico. En el ámbito escolar, por otra parte, también existe un vínculo asimétrico entre los profesores y los alumnos. Es importante que el niño reconozca el papel de las figuras de autoridad en el hogar y en la escuela. Y, para que eso sea posible, es necesario que los adultos ocupen el papel que verdaderamente les corresponde. Los niños necesitan normas claras y los adultos tienen la capacidad de establecer límites de forma adecuada.

El padre y la madre tienen una responsabilidad y un compromiso con el proyecto de vida que han creado. También existe un vínculo asimétrico entre un abuelo y su nieto, por ejemplo. Que exista una posición diferente entre los miembros de un vínculo de estas características es favorable para la evolución de este lazo. En este tipo de situación también hay una reciprocidad.

2. La relación de hermanos es simétrica

La familia es un sistema formado por distintos miembros. Cada vínculo tiene sus propios matices. La relación simétrica, por otra parte, es sinónimo de igualdad. Los hermanos, por ejemplo, comparten juegos, anécdotas, rutinas, aprendizaje y descubrimiento desde la proximidad que aporta una misma etapa de la vida. Discuten y se reconcilian.

En el ámbito escolar, existe un vínculo que también está condicionado por la simetría: los lazos con los compañeros de clase.

3. Relación simétrica en la pareja

Es importante que la pareja tenga un vínculo de estas características. De este modo, existe un mismo grado de implicación, responsabilidad y compromiso en la toma de decisiones relacionadas con la crianza, en la resolución de conflictos y en el reparto de las distintas tareas. La relación simétrica aporta bienestar y felicidad puesto que este esquema está alineado con la realidad del propio amor. Cuando uno de los dos asume el papel principal de la historia, corre el riesgo de desgastarse.

En cualquier tipo de vínculo afectivo puede existir reciprocidad. Así ocurre cuando alguien ofrece amor y también recibe este reconocimiento. Pero la posición desde la que parten los protagonistas de un vínculo es diferente cuando se trata de un rol asimétrico como el de padres e hijos.

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