Reforzar el equilibrio
Para desarrollar el equilibrio no hay nada mejor que perderlo. A lo largo de su primer año de vida, el niño se arriesga continuamente y abandona las posturas que le resultan seguras para conquistar el espacio físico que lo rodea. Y cada vez que deja una postura conocida, rompe con su equilibrio.
Qué a gusto se encuentra estando arroladito los primero días. El bebé se paso nueve meses en esa postura y se siente muy seguro y organizado. Su primera tarea motora será desenroscarse, y aunque no lo creas, eso al principio le dará vértigo. Después llegará al segundo gran desafío para romper con el equilibrio establecido: rodar. Más adelante querrá sentarse, después se animara a gatear y finalmente desafiara todas las leyes juntas al ponerse de pie y lograr caminar.
Este proceso es posible porque el chico va desarrollando dos importantes áreas: los músculos del cuello, la espalda, los brazos y las piernas, por un lado, y el sistema vestibular, encargado del equilibrio por otro.
Romper suavemente su equilibrio establecido, mostrarle lo que puede hacer y respetar en todo momento su propio desarrollo son importantes para que él logre cada vez más autonomía en su movimiento.
Te proponemos un juego: pon al bebé en su hamaca y sentate en frente de él. Toma un pañuelo grande por una esquina o fórrele el otro al bebé. Empieza una guerra de tirones suavecitos. Con esto fortalecerá sus brazos y sus abdominales, él lo agarrara con todo el cuerpo.
Hay que tirar suavemente pero sin miedo de que se levante suavemente de su hamaca. Es importante que te rías todo el rato, y dejarlo ganar de vez en cuando darle a entender que ha logrado quedarse con el pañuelo.
Fuente | Ahora Mamá