Reconocer los abusos sexuales infantiles es el primer paso para proteger a las víctimas
Es muy duro saber que las cifras de Abuso Sexual Infantil (ASI) no se modifican con el paso del tiempo, y que el nivel de conciencia social tampoco. Para mucha gente la vida sigue “como si nada”, mientras más de un 20 por ciento de las niñas y un 10 – 15 % de niños son (o pueden ser antes de la mayoría de edad) abusados generalmente por personas de su entorno. Se trata de una realidad para las víctimas, pero invisible para muchos. Me temo que entre los que no creen que eso pasa, los que han leído que algunas denuncias son falsas, y los que prefieren mirar a otro lado, vamos perdiéndonos del camino en la protección a los menores.
Es terrible pensar que sólo 2 de cada 100 casos se conocen al tiempo que ocurren. ¿Cómo puede ser eso? tengamos en cuenta que un adulto con intenciones de tipo sexual respecto a un menor, y más aún si es una persona conocida, posee mucha habilidad para hacer que el pequeño se sienta culpable; y manipularle a fin de que no cuente nada. Además muchas veces se hace creer a los niños que a sus padres o personas más queridas les pasarán ‘cosas malas’ si llegan a contar lo que les sucede.
El agresor suele ser un adulto, pero también se dan casos en los que la persona que abusa es un adolescente cuya diferencia de edad respecto a la víctima es significativa
Se considera ASI a cualquier forma de contacto físico con / sin acceso carnal, en la forma que sea es impuesta a una niña o un niño; y realizada sin violencia o intimidación y sin consentimiento. Incluye penetración vaginal / oral / anal; penetración digital; caricias o proposiciones verbales explícitas. No penséis en una violación, porque no tiene por qué serlo.
Además la manipulación con fines pornográficos, obligar a una niña / un niño a observar actitudes sexuales, y hablarle sobre temas obscenos, también es abuso sexual
¿Lo sabías
Las dificultades para proteger a los niños de los ASI, no sólo están relacionadas con el hecho de que las víctimas no lo cuenten; en otros casos no se les cree, o se les cree pero no se denuncia por miedo o falta de recursos personales / sociales. Como comento más arriba, no es necesaria la violencia, para un adulto cercano al niño (un tío, un vecino, un profesor, un padre…; lo sé, es terrible pero sigue leyendo por favor) es muy sencillo engañar y manipular. Es tan sencillo que el pequeño llega a sentirse culpable, y aunque no fuera así, el miedo y la vergüenza hacen su trabajo.
¿Denuncias falsas?, olvídalo… si te centras en ese pequeñísimo porcentaje de historias inventadas (según la fundación RANA un 7 por ciento), le haces un flaco favor al conjunto de los niños que potencialmente pueden ser víctimas. Aunque hay variaciones (a la baja) en esa proporción, resulta innegable que desoír a esos 93 (o más) niños cuyo relato es cierto, es una actitud evasiva que incluso se me antoja cobarde. Un niño no suele tener la experiencia o madurez para inventar un abuso sexual.
Denunciar o no, ¿es una elección?, por supuesto que no. Imagina que un niño de tu entorno es de las pocas víctimas de ASI que se atreve a contarlo: lo primero es creerle, lo segundo es buscar ayuda para asegurar su protección y que no sea revictimizado, lo tercero denunciar. La protección de cualquier menor es un derecho para ellos, y una obligación para los demás; por encima de la privacidad del agresor.
Denunciar el abuso
Afortundamente, hoy en día hay bastante información fiable acerca de los ASI: asociaciones y fundaciones que se han especializado en este tema, artículos en medios de información, webs de divulgación médica… He encontrado en la página de la Guardia Civil una referencia a los indicadores externos que pueden hacer sospechar de abusos sexuales a un menor.
Nos hablan de cambios extremos en el comportamiento como abundancia del llanto, pesadillas; también de retrocesos (enuresis en niños grandes, chuparse el dedo) y expresión de actividades sexuales a las que ha sido sometida / o (dibujos, juegos, fantasías). Mostrar agresividad, autolesionarse, irritación de genitales por rascado o ropa interior rota, infecciones vaginales, son indicadores indirectos o directos que deben ser tomados en cuenta. Y por supuesto atención cuando un niño rechaza estar con alguna persona. Por lo general debemos respetarles y no obligarles a mostrar afecto o quedarse con alguien; pero es que en ocasiones ese rechazo responde a una vivencia negativa que el niño ha sufrido.
También habla de los pasos a seguir para denunciar al niño que ha sufrido ASI: se aconseja denunciar tempranamente, y se recomienda aportar los medios de prueba de que se dispongan (parte médico, nombre de testigos, vestigios). Lo he comentado más arriba: la revictimización es frecuente, por lo que se torna necesario contar con un apoyo especializado que nos ayude a proteger al menor, y este paso es previo a la denuncia.
Por desgracia los ASI están a la orden del día, no tenéis más que seguir las noticias. Es responsabilidad de todos procurar que no se vulneren los derechos de los niños, pero los abusos sexuales aún se niegan. Reconocerlos y actuar en consecuencia es el primer paso: que dejen de ser una realidad oculta, que se visibilicen, es el primer paso para que los porcentajes de las víctimas disminuyan.
Foto | Flickr-Andy
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