Receta de Navidad: Mazapán

Ya se acerca la época navideña y, como cada año, debemos ir pensando el menú que vamos a presentar en nuestra mesa. Siempre podemos buscar la innovación, recetas divertidas o probar nuevos y exóticos preparados que nos servirán como excusa para sentirnos en conexión con la modernidad. Pero, sin duda, las clásicas recetas navideñas, sobre todo en dulces, seguirán acompañando los momentos más íntimos en las mesas familiares.

Y uno de esos dulces clásicos es el mazapán. Es una receta ideal para que los niños nos acompañen en su elaboración. Además, como siempre os digo, podemos sazonar la tarea con una bonita historia que les sitúe en sus orígenes, de este modo el entretenimiento es doble. A modo de guía os podemos decir que son muchas las leyendas que giran en torno al mazapán aunque, la más fiable hasta el momento, sigue siendo la de su origen árabe. Al parecer pudo ser introducida por el sur, tras la invasión musulmana o por el norte la trajeron los cruzados y peregrinos.

Ingredientes: 250 gramos de almendra cruda, pelada y molida, 120 gramos de azúcar glass, 40 mililitros de agua y 1 limón.

Modo de hacerlo:

• Primero tenemos que disolver el azúcar en el agua, así que pondremos un cazo con estos ingredientes y a fuego lento iremos mezclándolos hasta crear un almíbar. Retiramos del fuego y añadimos la almendra, una cucharadita de ralladura de limón y una cucharada sopera del zumo del limón colado.
• Lo mezclamos todo bien hasta formar una pasta homogénea y lo dejamos enfriar alrededor de dos horas.
• Ahora es cuando más nos pueden ayudar los pequeños. Igual que si estuviéramos jugando con plastilina, iremos tomando pequeñas porciones de esta masa y moldeándolas al gusto. Formar un animal, una flor, una hoja, una fruta…
• En una bandeja de horno, cubierta con papel vegetal, iremos colocando las figuritas y barnizándolas con agua azucarada. De este modo cogerán el tono tostadito que tienen en las tiendas. Meterlos al horno en la función de grill durante unos minutos, hasta que se doren un poco.
• Una vez acabados hay que dejarlos enfriar, si nos los intentamos comer todavía calientes, posiblemente se nos rompan ya que están muy blandos.

Vía | PequeRecetas

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