Rasgos que definen el carácter de nuestro niño (II)
Seguimos hablando de aquellos rasgos que definen el carácter de nuestros niños.
- Intensidad de reacción. Es la intensidad con la que los niños muestran sus emociones, tanto en el llanto como en la risa. Con los más intensos tendremos que saber distinguir cuando esa ‘explosión’ es justificada o sólo es puro teatro. Con los que se muestran más suaves puede existir el peligro de que olvidemos sus verdaderas necesidades, por lo que tendremos que, con toda la sutileza del mundo, enseñarles a que sean más firmes y se hagan valer.
- Atención y persistencia. La atención, a esta edad, suele ser inestable pero mientras unos bebés pasan de una actividad a otra con verdadera rapidez, hay otros que pueden pasar mucho tiempo concentrados en lo mismo. Los más inestables necesitan de nuestra atención y compañía, no es aconsejable ofrecerles muchos juguetes a la vez. Los más persistentes se entretienen mejor solos y no necesitan de nuestra ayuda, pero como parte negativa será difícil distraerles cuando quieren algo que no deben.
- Distracción. Hay padres que piensan que su hijo puede ser hiperactivo ya que se distrae con facilidad. Lo mejor es mantener a su alrededor un ambiente tranquilo sin excesivos estímulos. Para los que les cuesta distraerse hay que avisarles con antelación de los cambios, ya que suelen ser testarudos y oposicionistas
- Sensibilidad sensorial. Los muy sensibles reaccionan duramente ante los cambios de texturas, sabores, temperaturas u olores. Se convierten en verdaderos maniáticos. Eso sí, serán unos grandes detallistas. Los que son menos sensibles nos causan menos problemas aunque apenas notarán si necesitan, por ejemplo, un cambio de pañal.
- Tipo de humor. Existen, básicamente, tres tipos de humor en nuestros niños. Los alegres: son una delicia aunque hay que estar alerta ya que no siempre expresan sus malestares. Los mal humorados: hay que admitir este rasgo de su carácter como algo natural, siempre que no sea una reacción a un mal ambiente a su alrededor. Evitar, sobre todo, culparles y culparnos, sólo es un detalle más dentro de su temperamento. Los serios: es muy importante quererlos y valorarlos como son y hacerle ver que no necesitamos que estén haciendo gracias todo el rato.
Vía | Ser Padres