¿Qué son las luchas de poder entre padres e hijos?

Una situación que produce una lucha de poder puede manifestarse con mayor o menor frecuencia en el hogar. Cuando es un mecanismo que se repite con insistencia en diferentes escenarios de la rutina, conviene reflexionar al respecto. El miedo a perder la autoridad ante el niño es uno de los temores que afecta negativamente a algunos progenitores. Sin embargo, una lucha de poder no reafirma de forma positiva la autoridad ante el interlocutor. Al contrario, se percibe como una imposición no razonada y argumentada con datos objetivos.

Como consecuencia de ello, aumenta el nivel de conflicto y el distanciamiento entre padres e hijos. Pero, además, mantener una lucha de poder desencadena un desgaste emocional. Es decir, genera cansancio. Una lucha de poder muestra una forma de educación que tiene una estructura vertical. La voz del progenitor parece más importante que la del propio niño.

Luchas que dañan la autoridad ante los hijos

Una lucha muestra una oposición que parece contener intereses encontrados. Sin embargo, cuando padres e hijos se encuentran en este punto no se escuchan verdaderamente. Por ello, cada uno está desconectado de aquello que le sucede al otro. Cuando son episodios que se repiten con frecuencia, es recomendable identificar qué aspectos comunes se mantienen aunque sea en escenarios diferentes. De este modo, es posible extraer una información valiosa para analizar la raíz de la dificultad.

En cualquier tipo de situación, la perspectiva cambia en función de dónde pones el foco de atención. La lucha en sí misma alimenta la discusión, el estrés, la incomunicación y el distanciamiento. Por ello, conviene observar qué hay más allá de ese instante: las consecuencias de lo ocurrido. Y educar desde las consecuencias es un objetivo valioso: los efectos derivados de una situación conectan con la responsabilidad personal.

¿Qué recursos y herramientas pueden utilizar los padres para reducir el riesgo de experimentar luchas de poder?

Las normas crean un entorno seguro. Un límite puede vulnerarse, no es inamovible en sí mismo. Sin embargo, clarifica el contexto de una situación. Y reduce el riesgo de que se produzca una lucha de poder. De hecho, es posible hacer referencia a una norma o a un pacto para clarificar lo ocurrido.

Por otra parte, durante una lucha de poder es posible pronunciar mensajes que no han sido verdaderamente meditados. De este modo, son palabras que están acompañadas por el arrepentimiento posterior de haber herido los sentimientos del otro. La lucha de poder es un tipo de juego psicológico que se prolonga mientras las partes lo alimentan. Por el contrario, cuando uno de los participantes adopta un rol diferente, la situación se transforma.

Generalmente, los mensajes transmitidos en un momento de lucha de poder tienen la forma de una orden con carácter imperativo. El emisor quiere transmitir que tiene la razón. Sin embargo, el tono adoptado no produce un efecto positivo. La lucha de poder es un claro ejemplo de interacción que está condicionada por el ego. El asesoramiento profesional puede ser clave para descubrir nuevas formas de conexión y de vinculación.

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