¿Qué es la paternidad activa?

El tiempo que un padre comparte con su hijo desde el momento del nacimiento deja una huella positiva a largo plazo. La paternidad activa está acompasada por la presencia consciente. Es decir, las palabras y las acciones están alineadas con el objetivo de acompañar, criar, formar y demostrar el amor de manera incondicional.

El progenitor forma parte del día a día de su hijo, tiene una presencia continuada. De este modo, puede observar su evolución, su crecimiento, sus logros y su transformación. La paternidad activa es aquella que se manifiesta a través de acciones concretas en la vida del hogar.

La importancia de formar parte de la vida del bebé

La paternidad activa no es una expectativa teórica que se pospone en el tiempo. Adquiere forma en el estilo de vida de aquel que toma decisiones que están motivadas por el deseo de alimentar un vínculo afectivo que evoluciona a lo largo de la vida. Sin embargo, el presente crea el contexto para nutrir el lazo por medio de momentos significativos. La paternidad activa influye de forma positiva en distintas esferas de la existencia del niño.

Por ejemplo, también se refleja en la comunicación cercana que el adulto mantiene con el equipo de la escuela infantil a la que acude su hijo. Una presencia activa que también puede manifestarse a través de la visita al pediatra. Del mismo modo, otras personas acuden a escuelas de padres y madres. Quieren compartir experiencias con otras familias y aprender nuevas habilidades.

Quien adopta este rol asume la corresponsabilidad en la crianza a través de la implicación, el compromiso y la colaboración constante. El inicio del nuevo año ofrece un marco temporal que invita al establecimiento de nuevos propósitos familiares. Objetivos que pueden apuntar en la dirección de implementar mejoras relacionadas con un reparto equitativo de las responsabilidades en la pareja.

Beneficios de la paternidad activa

La paternidad activa potencia el desarrollo, el crecimiento y el aprendizaje en el papel de padre. Un perfil que no solo nutre la autoestima del bebé, sino que también alimenta el amor propio. El grado de implicación influye en el autoconcepto de quien se observa a sí mismo desde su mejor versión. La presencia del padre es muy importante en la vida del niño.

Y la paternidad activa lo recuerda. Los beneficios que produce se perciben en el corto plazo, pero son todavía más visibles con la perspectiva del futuro. Cuando pasan los años, la persona siente la satisfacción y la felicidad de saber que aprovechó el tiempo de forma consciente o, al menos, puso los medios necesarios para conseguirlo. Ningún ser humano puede modificar el ayer para corregir posibles errores cometidos en el marco de la familia. Por ello, las decisiones tomadas en el presente, que producen consecuencias a largo plazo, deben meditarse de forma consciente. Por todo lo expuesto hasta el momento, podemos concluir que la paternidad activa es una expresión de inteligencia emocional. El amor se demuestra, se expresa y se comunica a través del cuidado.

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