Qué es un parto traumático: principales características

El momento del parto puede visualizarse desde distintas perspectivas. En ocasiones, el temor irrumpe en la anticipación de ese momento. Pues bien, tras la vivencia de un proceso que siempre es único, en ocasiones queda la huella de una experiencia que ha resultado traumática por alguna razón. Por ejemplo, la madre ha podido sentir que ha estado expuesta a un peligro que ha puesto en riesgo su bienestar o el de su hijo.

En ese caso, el relato del nacimiento del hijo adquiere un tono dramático por aquello que pasó, pero también por lo que pudo llegar a ocurrir (desde el punto de vista personal). En definitiva, un parto traumático es el reflejo de un proceso en el que la persona se ha sentido especialmente vulnerable y con sensación de desprotección.

La percepción personal también influye en la vivencia de un parto traumático

Generalmente, es habitual deducir que en un parto traumático se ha producido algún riesgo de forma necesaria y objetiva. Y ese riesgo, a modo de causa y efecto, ha derivado en un impacto emocional, físico y personal (que dura en el recuerdo a largo plazo). Sin embargo, en la experiencia del embarazo, el parto o el posparto también interviene la vivencia. Una vivencia que es única, irrepetible y, en parte, subjetiva.

Por ello, el sufrimiento derivado de un parto traumático también puede conectar con la sensación y la emoción de quien ha vivido ese proceso con incertidumbre, angustia o preocupación. Aunque los hechos externos no estén perfectamente alineados con ese relato, su forma de vivenciar la realidad muestra el impacto que el parto ha tenido en su interior.

Es importante pedir ayuda psicológica para superar la herida emocional

Cuando una mujer embarazada visualiza el parto con miedo e inquietud, está experimentado intranquilidad en su interior. Es decir, aunque ese momento todavía no ha llegado, las emociones que siente a partir de esa visualización sí son plenamente reales. Del mismo modo, el recuerdo de un parto traumático puede suponer que la persona reviva nuevamente la inquietud de ese momento.

Por esta razón, es aconsejable pedir ayuda psicológica para que ese hecho no condicione el futuro personal (en relación con decisiones que se enmarcan en el ámbito de la maternidad, pero tampoco con otras áreas de la vida). Conviene señalar que el sufrimiento por un parto traumático puede agravarse cuando la persona no se siente escuchada y atendida a nivel emocional por parte de su entorno más cercano. Por ejemplo, cuando siente que su testimonio es puesto en cuestión o no se concede el valor necesario a su historia personal.

La persona necesita expresar su propia voz, verbalizar sus sensaciones e integrar lo ocurrido en su existencia, pero dotándole de un nuevo sentido. Y la ayuda especializada puede ser determinante para avanzar con confianza y seguridad durante el proceso. La escritura autobiográfica también puede proporcionar un punto de apoyo, un consuelo, una fuente de introspección y una compañía terapéutica.

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