¿Qué lugar ocupa la felicidad en la educación de los niños?
La felicidad es un concepto que ocupa un gran protagonismo en el lenguaje habitual. Una palabra que más allá de su expresión teórica, tiene un alcance práctico. Un momento feliz tiene un carácter vivencial. Se desvela en primera persona. La educación de los niños siempre es importante para los padres.
El pasado 20 de marzo celebramos el Día Internacional de la Felicidad. Y, en relación con este tema, podemos reflexionar sobre el papel que la felicidad ocupa en este proceso educativo.
1. Valores
Los principios y normas que las familias establecen en la vida del hogar aportan distintos beneficios. Esas normas se fundamentan en valores que están directamente vinculados con la felicidad. Por ello, protegen a los niños cuando forman parte de un entorno seguro.
2. La felicidad no se basa en los regalos materiales
Educar en la felicidad es un proyecto de vida a largo plazo. Existen sorpresas y regalos que aportan ilusión a los niños. Pero este estado de ánimo no se sostiene en el materialismo, sino en la abundancia de caricias emocionales. Caricias que nutren la alegría interior y que, por tanto, crean una base firme para la felicidad.
3. Ayudar al niño a descubrir su propio camino
La felicidad no adquiere una única forma en la sociedad. Cada persona que encuentra su camino vital da testimonio a una historia única. Un relato que comienza a escribirse en la infancia. Por ello, los padres pueden educar a sus hijos en la felicidad, haciendo que este sea el objetivo esencial.
Para ello, conviene no poner sobre el niño expectativas específicas de cómo debería ser su evolución en el futuro. Él tomará sus propias decisiones cuando llegue el momento. Decisiones que deben tomarse desde la libertad individual, y no desde el peso que producen los sueños que padres y madres no lograron en su juventud.
4. Acceso a la cultura
Existen numerosas razones para fomentar la animación a la lectura, acercar a los niños al mundo del arte, mantener una conexión cercana con el cine y organizar planes culturales en el tiempo libre. Los planes culturales producen una huella que va más allá de lo inmediato.
Dibujan un horizonte de posibilidades que influye de forma significativa en la felicidad infantil. La cultura pone al alcance del ser humano recursos valiosos.
La felicidad infantil está muy vinculada con la resiliencia. La resiliencia hace referencia a la capacidad que un ser humano tiene de volver a sentir la alegría, más allá del sufrimiento experimentado. El acceso a la cultura eleva la resiliencia de quien tiene recursos de apoyo como los cuentos y las películas infantiles para enriquecer su propio universo.
5. Gestión emocional
La felicidad ocupa un lugar tan relevante en la educación integral del niño que la inteligencia emocional así lo pone de manifiesto. No solo es importante comprender el valor de la felicidad, sino también su esencia.
Por ejemplo, el ser humano puede aprender a posponer un disfrute inmediato para priorizar otro bien más a largo plazo. Una tolerancia a la frustración que los niños empiezan a comprender en la infancia cuando reciben un acompañamiento que contempla este aspecto a través del concepto de límite.
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