¿Qué hago si tiene reflujo?
El reflujo fisiológico no suele requerir estudios ni tratamientos. La enfermedad por reflujo, en cambio, puede demandar diferentes pruebas así como diferentes medidas terapéuticas de acuerdo con la condición clínica del bebé. Entre ellas:
Tratamiento postural: para ello debes alimentar al bebé en posición vertical, ayudarlo a expulsar los gases, no moverlo ni agitarlo después de la alimentación. Tampoco debes acostarlo inmediatamente después de comer, y debes reclinar la cuna levantando un poco la cabecera.
Tratamiento alimenticio, mediante alimentos más espesos. En la actualidad se dispone de fórmulas lácteas anti reflujo, que tienen mayor consistencia. Lo que evita que el contenido del estomago ascienda hacia el esófago.
Tratamientos medicamentosos. Si el pequeño no responde a las medidas generales de cuidado (posturales y alimenticias) se puede recurrir a medicamentos que serán indicados y controlados por tu médico pediatra.
Tratamiento quirúrgico. Se reserva únicamente para los casos en donde es resto de las medidas no ha dado resultado y el reflujo interfiere en el desarrollo de tu hijo.
Algunas madres suelen confundir el reflujo. El regurgitar no es lo mismo que vomitar o que padezca enfermedad por reflujo esofágico. Veamos un poco en que se diferencias.
Se llama vomito a la expulsión activa, molesta y brusca del contenido del estomago, habitualmente en una sola tanda y casi siempre precedida de nauseas. Regurgitar, en cambio, es devolver repetidamente y con poca fuerza pequeñas cantidades de leche, pero sin nauseas.
Regurgitación y reflujo esofágico son sinónimos. Se trata del ascenso del contenido gástrico hacia el esófago y eventualmente hacia la boca o el exterior.
Fuente | Ser Padres Hoy