Qué hacer si se rompe un diente de leche
Es normal que nuestro niño, cuando empieza la aventura de andar, se lleve algún que otro golpe. Por mucho que queramos controlarlo todo va a ser imposible seguirlo segundo a segundo. Las caídas durante esta época suelen, por regla general, carecer de más importancia que la de un chichón o un leve coscorrón que no tendrá mayores consecuencias. Pero también puede suceder que, en uno de esos golpes se rompa un diente de leche.
Si se te diera este caso, lo primero que tienes que hacer es llevarlo al médico de inmediato. Tras valorar la lesión, le hará una radiografía para determinar cual es la gravedad del golpe:
- Si sólo afecta a la dentina y la pieza no pierde su aporte sanguíneo, el diente no se cae, aunque pueda cambiar de color. Pasa del rosáceo al azul oscuro.
- Pero podría suceder que se haya deteriorado la raíz porque recibe poco aporte sanguíneo, entonces el diente se va estropeando, cambiando de color inmediatamente: marrón y negro, para luego acabar perdiéndose.
Las repercusiones que puede tener un golpe en los dientes de leche, pueden ser varias. Así tenemos que si no se daña la matriz de los dientes, no hay ninguna variación en la estructura de los mismos, lo único que puede suceder es que la aparición de los definitivos tarde más de lo habitual (sobre los 7 u 8 años). Si la lesión lleva añadido algún otro síntoma de infección en las zonas cercanas o exceso deterioro, deciden extraerlo a fin de evitar males mayores. En estos casos lo más importante es que el niño esté vigilado por un odontopediatra que observe la evolución de las piezas dañadas.
Quizás este sea el momento de inculcarle y reforzar las normas básicas de higiene dental. Es importante que nuestro pequeño empiece a familiarizarse con unos hábitos sanos desde su más tierna infancia por eso, debemos limpiarle los dientes tras las comidas, sobre todo por la noche, bien lo podemos hacer con un cepillo suave o con una gasa estéril para que no se le infecten. De igual modo, podemos aprovechar el momento para intentar inculcarle nuevos hábitos en su alimentación: no permitirle tantas chucherías o hablarles de los excesos de los dulces en su dieta y que tanto daño pueden hacerle a sus dientes.
Vía | Ser Padres