Qué hacer si todos quieren tocar a tu bebé (Parte II)
Un artículo más en el que hablaremos acerca de los cuidados que debemos tener con los más pequeños de la casa en relación al contacto con otras personas. Aprovechamos la oportunidad para invitarte a leer la entrada anterior en la que hemos tocado este interesante tema.
Comenzaremos reflexionando acerca de lo que sucede si evitamos el contacto del bebé con gérmenes durante los primeros meses de vida. En primer lugar deberemos pensar con cierta lógica. Evitar este tipo de contacto en un 100 por ciento es imposible, ya que en nuestro mundo encontramos bichos por todos lados.
Se podrá reducir bastante el contacto con los gérmenes que pueden crecer en el cuerpo si se limita el contacto con otras personas, pero, ¿es bueno hacerlo? Si se limita el contacto con otros seres humanos se evitarán los contagios, pero se estará impidiendo que el niño tenga esos primeros contactos a pesar de tener los anticuerpos de su mamá. Además, tarde o temprano, terminará teniéndolos.
Evitarlo en una primera etapa sólo le retrasará el trabajo para que se le venga todo junto cuando ya no tenga esa importante inmunización pasiva. En ese momento deberá afrontarse a los gérmenes con fiebre, mocos, vómitos, etc, u otras infecciones que pudo superar si síntomas durante los primeros meses.
Es muy importante que su sistema defensivo aprenda a reaccionar de manera adecuada. Para tener una buena regulación se deberá trabajar. Si se tiene contacto con muchos gérmenes el cuerpo aprenderá a reaccionar de manera más intensa con los más agresivos y ser más tolerante con los que no son tanto.
Si no se deja trabajar a los anticuerpos se ira acumulando su capacidad defensiva para después reaccionar con mayor intensidad de la adecuada. Por eso muchos pequeños que viven en su burbuja cuando agarran un virus que afecta su vía respiratoria desarrollan una enfermedad más grave de lo esperado.
Por otro lado sabemos que las medidas de higiene permiten evitar las bacterias, parásitos y hongos. Pero estas medidas no llegan a ser muy efectivas frente a los virus. Es por eso que en la actualidad se generan más ingresos en los centros de salud por las infecciones virales que por las bacterianas. Pensemos que hasta hace poco tiempo esto era al revés.
El problema es tener un sistema defensivo infrautilizado que concentre toda su capacidad en reaccionar frente al único estímulo que no se llegará a evitar: los virus. Por eso en muchos niños pequeños, cuando se les hace un análisis se verá la cantidad de células defensivas que tiene.
Entre las células defensivas encontramos linfocitos (que luchan contra virus) y los neutrófilos (que luchan contra las bacterias). Los niños generalmente tienen un porcentaje de neutrófilos inferior y de linfocitos superior.
Esto puede terminar generando hiperreactividad frente a las infecciones virales.
Por todo lo que hemos hablado durante los dos artículos vamos a decir que debemos actuar con lógica. Demás está decir que no dejaremos que el bebé gatee por un urinario de un sitio público, ni lo dejaremos solo en una zona de alcantarilla. Además de que será necesario lavar muy bien las hortalizas y frutas y vegetales que comerá. Pero tendremos que evitar caer en cuidados excesivos que podrían ser contraproducentes a mediano y largo plazo.
Vía | Mi pediatra online
Foto 1 | Pixabay
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