¿Qué es el estrés parental y cuáles son sus causas?
El estrés es un ingrediente que puede surgir en distintos ámbitos de la vida, también en el plano de la maternidad y la paternidad. Este tipo de estrés parental se contextualiza en el ámbito familiar. Pero el marco del hogar no es una realidad independiente de las circunstancias de la vida que acompañan a los protagonistas.
En el periodo reciente, por ejemplo, padres y madres han hecho frente a nuevos factores estresantes en un escenario tan diferente a la rutina previa.
Qué es el estrés parental
El periodo de confinamiento supuso un punto de inflexión para quienes tuvieron que armonizar tantos roles diferentes en el contexto del hogar. El ser humano tiene la capacidad de dar respuesta de forma proactiva ante distintas situaciones relacionadas con la crianza y la educación. Sin embargo, existen momentos concretos en los que padres y madres pueden sentir que el nivel de exigencia de esta responsabilidad excede su capacidad de hacer frente a los nuevos desafíos del día a día.
Cuando esta percepción se repite de forma habitual, aumenta el nivel de malestar y el agotamiento. El estrés parental influye al modo en el que se siente el afectado y, en consecuencia, también influye en el propio vínculo. Por ejemplo, este nivel de cansancio interno puede generar una mayor distancia emocional con el niño, sencillamente, porque el propio adulto no está en contacto con su propio centro.
Causas que producen estrés parental en la sociedad actual
Reciben el nombre de estresores aquellos factores que se convierten en una fuente potencial de esta emoción desagradable. El estrés parental, contextualizado en la realidad actual, está condicionado por la dificultad para hacer planes más a largo plazo en un momento histórico que está marcado por los cambios constantes. Por ejemplo, los cambios profesionales afectan a la conciliación.
El estrés parental aumenta todavía más cuando la persona tiene que atender tantas ocupaciones externas que no tiene el tiempo esencial para escuchar sus propias necesidades. Como hemos indicado, existen estresores que incrementan el nivel de vulnerabilidad. Pero, a su vez, puede ocurrir que, en la actualidad, un ser humano eche de menos algunos de los espacios vitales que eran una fuente de resiliencia y felicidad. Por ejemplo, el distanciamiento social y la reducción de los contactos presenciales han marcado una transformación en el estilo de vida.
El estrés parental incrementa el grado de frustración de padres y madres cuando se sienten desbordados por el nivel de exigencia que acompaña a esta rutina en el día a día. La fuente de estrés no solo puede ser externa, sino también interna. Es decir, en ocasiones, el ser humano es más exigente consigo mismo que la propia realidad cotidiana cuando evalúa su labor desde un nivel de perfección que es imposible de asumir en la vida.
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