Qué es un secuestro parental: principales características

La óptima relación de los padres, incluso en un proceso de divorcio, repercute de un modo positivo en el crecimiento, educación y bienestar infantil. Sin embargo, existen sucesos que rompen con la protección de los derechos del menor y, también, del otro progenitor. El secuestro parental es un tipo de suceso que puede tener su reflejo en los medios de comunicación.

Se produce cuando un progenitor toma una decisión que no está respaldada por el conocimiento y el criterio de la otra figura de referencia para el niño. De pronto, quien es víctima de una situación injusta, experimenta la incertidumbre y la preocupación de no saber dónde está su hijo ni qué ha ocurrido.

Cuándo se produce un secuestro parental

La sustracción del menor ha sido realizada con una intención negativa. Le aleja de su rutina habitual, de su entorno de siempre, de sus costumbres y de su hogar. Por supuesto, también le aleja de la posibilidad de mantener el contacto con su padre o su madre. En algunas ocasiones, el nuevo destino se contextualiza incluso en otro país. Es decir, el conflicto puede tener un alcance internacional. Algo que ocurre con más frecuencia en el caso de aquellas parejas que están formadas por personas que proceden de diferentes países.

Generalmente, el secuestro parental está precedido por una situación de dificultad o conflicto entre los padres (aunque cada proceso es totalmente único en la práctica). Un hecho de estas características muestra una instrumentalización del menor por parte de quien no actúa pensando realmente en sus verdaderos intereses. Sino que toma una decisión equivocada ante la falta de conformidad con el acuerdo alcanzado en un divorcio o las condiciones de la custodia.

Qué hacer si se produce un secuestro parental

El secuestro parental es un delito que produce consecuencias legales en la persona que comete la sustracción del menor. En el momento en el que el otro progenitor toma conciencia de la situación, debe formalizar la denuncia para que se inicie el protocolo correspondiente de búsqueda y localización de su hijo. En definitiva, el asesoramiento de un abogado es clave para actuar de la forma más conveniente.

En ese momento también puede ocurrir que el progenitor que experimenta la angustia de no saber dónde está su hijo, comience a identificar señales e indicios previos que ya mostraban algún tipo de peligro o alarma. Pues bien, esa información también resulta clave en este contexto. La desaparición de un menor puede estar causada por diferentes motivos, sin embargo, algunos sucesos se integran en el relato de un secuestro parental.

En conclusión, es recomendable hablar con un abogado desde el instante en el que se percibe algún tipo de riesgo para aplicar las medidas preventivas que sean viables en cada caso.

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