Qué es la generación sándwich y cómo influye en la maternidad

Las transformaciones sociales se perciben en el ámbito familiar. Por ejemplo, la maternidad más allá de los 35 años no solo pone el acento en el cuidado del bebé. En ocasiones, las madres se aproximan a una edad en la que empiezan a percibir el envejecimiento de sus padres. Y ese envejecimiento puede requerir, por otra parte, de atención, seguimiento, compañía y cuidado. En este contexto, la responsabilidad del cuidado se multiplica, especialmente, cuando recae principalmente en una persona.

Con frecuencia, este rol es asumido por mujeres que forman parte de la llamada generación sándwich. La conciliación de la vida profesional, con aquellas responsabilidades que se integran en la vida privada, es todavía más compleja cuando el nivel de responsabilidad aumenta.

Ser madre y ser hija: dos realidades diferentes y complementarias

Los abuelos, con mucha frecuencia, se convierten en un pilar para la conciliación de padres y madres trabajadores. Pero cuando llegan a una avanzada edad, también pueden experimentar el cansancio que implican estas tareas. Sin embargo, el sistema familiar es cambiante. Así lo muestra el proceso de crecimiento del hijo, la asimilación de nuevos roles en los padres y, también, la posición de aquellos mayores que necesitan más atención. Es ese caso, surge un nuevo marco de necesidades en la familia.

Y, en ocasiones, las madres que forman parte de la generación sándwich asumen el peso de ese nuevo orden de prioridades. Se dedican principalmente a tareas relacionadas con el cuidado, pudiendo llegar a poner en un segundo plano su propio bienestar (algo que hay que evitar).

El cuidado de los hijos y de los padres, cuando se produce de forma simultánea en una misma etapa vital, puede producir momentos de estrés, cansancio y preocupación. En el contexto actual, también puede sumarse otra complejidad añadida: la distancia entre el domicilio familiar y el hogar en el que residen los padres.

¿Quién cuida del cuidador en la generación sándwich?

En una situación de este tipo surge una pregunta habitual en la sociedad actual: ¿Quién cuida al cuidador? Afortunadamente, surgen nuevas herramientas de apoyo como los sistemas de teleasistencia que alimentan la autonomía de personas mayores que permanecen en sus domicilios. Sistemas de teleasistencia que, por otro lado, aportan seguridad y confianza a las familias.

Es probable que sea necesario actualizar las decisiones de forma gradual. Por ello, conviene buscar asesoramiento para analizar aquellas alternativas que, en la práctica, alimentan el cuidado de todos.

El cuidado del propio cuidador es una prioridad. Su bienestar influye directamente en el entorno directo. Su cansancio y su agotamiento, por el contrario, supone una dificultad añadida en el afrontamiento de la rutina. Por este motivo, es esencial pedir ayuda, reconocer los propios límites personales y entender que este tipo de situación, con frecuencia, se desarrolla a largo plazo. Por ello, es aconsejable planificar y organizar las diferentes responsabilidades pensando.

Aunque el rol del cuidado ha estado principalmente vinculado con la figura femenina, es importante superar aquellas creencias que prolongan estereotipos que derivan en un reparto desigual de las tareas en el ámbito familiar.

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