¿Qué es la crianza distraída y qué efectos negativos produce?
El ser humano es un ser que tiene grandes capacidades. De hecho, puede estar físicamente presente en un sitio en concreto y, sin embargo, su atención y su interés se encuentran en otro lugar. Así sucede, por ejemplo, durante la lectura. Existen muchos momentos en los que es esencial que la presencia y la intención estén alineadas en un mismo objetivo.
De lo contrario, la calidad del tiempo compartido en familia puede verse condicionada por los obstáculos de una crianza distraída. Término que hace referencia a tantas situaciones en las que el adulto no está plenamente conectado con el universo infantil, sino que está ausente.
Qué es la crianza distraída
Se producen ladrones de tiempo y constantes interrupciones como la consulta del teléfono móvil o las redes sociales. La tecnología ofrece recursos prácticos para padres, madres y profesionales. ¿Pero qué ocurre cuando prácticamente invade todas las esferas y momentos de la rutina familiar? En ese caso, la tecnología, que utilizada de forma consciente puede acercar a quienes están lejos, produce el efecto contrario. Aumenta la distancia y la incomunicación entre padres e hijos. El foco de atención se centra en un objetivo distinto al del propio vínculo afectivo.
La crianza distraída es aquella que se aleja de la presencia consciente. Y, por tanto, lleva a la persona lejos de su propio centro. Como consecuencia de ello, surgen comportamientos que se desarrollan de un modo prácticamente automático. Y no ofrece el espacio necesario para la reflexión y la deliberación.
¿Cuáles son los riesgos que produce una crianza distraída? En El Blog Infantil comentamos algunos puntos a tener en cuenta.
1. Transmitir un mensaje confuso a los niños
Es probable que los padres caigan en la contradicción de transmitir indicaciones confusas sobre el uso correcto de la tecnología. No son coherentes con sus palabras. La crianza distraída muestra la dependencia excesiva que el ser humano puede tener cuando siente la necesidad de estar permanentemente conectado.
2. Cansancio emocional
La persona tiene que hacer un doble esfuerzo para cuidar de los niños y, también, para realizar otras tareas. Hacer una labor después de otra es un principio básico que no solo mejora la organización, sino también los niveles de felicidad. Pero, además, cualquier forma de dependencia influye de forma negativa en el autocuidado y en el bienestar emocional.
3. Carencias emocionales
El tiempo compartido en común es clave para nutrir el vínculo afectivo. La atención que el niño recibe por parte de sus padres es un alimento tan esencial como la comida. De hecho, el acompañamiento consciente nutre la resiliencia, la autoestima y la alegría. Sin embargo, la crianza distraída da lugar a la ausencia. Aunque el adulto se encuentre en la misma estancia en la que está el menor, existe una separación que va más allá del espacio. Una distancia que el niño percibe y siente.
La crianza distraída produce efectos negativos a corto plazo, pero también genera una huella que perdura en el futuro cuando la situación se sostiene en el tiempo.
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