¿Qué es el lenguaje receptivo?
El ser humano crece y evoluciona en sociedad. La persona se desarrolla en el encuentro con los demás. La comunicación es, en definitiva, un vehículo que hace posible el intercambio de información, la creación de conexiones profundas, la resolución de conflictos, la transmisión de historias y la expresión de sentimientos. Sin embargo, el lenguaje puede interpretarse más allá de la perspectiva expresiva. De hecho, existe una etapa previa que hace posible el uso de la palabra como medio de entendimiento.
A través del proceso de crecimiento de un bebé es posible observar el valor que tiene el lenguaje receptivo. Así ocurre en aquellos momentos en los que compruebas que, a pesar de que no ha pronunciado sus primeras palabras, tu hijo sí interactúa contigo. Es decir, entiende el significado del lenguaje corporal, por ejemplo, recibe información de un estado de ánimo por medio de los gestos faciales.
Comprender las palabras, los sonidos y los estímulos
El receptor de un mensaje también puede tener dificultades para comprender y asimilar los datos que le han transmitido. Un hecho que produce consecuencias en la rutina diaria. El niño también entiende el significado de una palabra incluso antes de que la haya pronunciado. Sí establece una interacción con su entorno y responde ante los estímulos que recibe.
¿Qué consecuencias producen los obstáculos que muestran posibles barreras en relación con el lenguaje receptivo? Por ejemplo, puede ocurrir que un niño tenga dificultades para seguir unas indicaciones claras (especialmente si se trata de instrucciones más elaboradas). Del mismo modo, tal vez dé una respuesta confusa a una pregunta que le han planteado.
A través del lenguaje receptivo, los niños descubren el significado de las palabras que describen los objetos del entorno inmediato. También reconocen los nombres de sus seres queridos más cercanos. La entonación también transmite una información, puesto que imprime matices concretos en una oración.
Beneficios de la lectura para el desarrollo de nuevas habilidades
El aprendizaje del idioma comienza a través del encuentro con un lenguaje receptivo que es previo al expresivo. El primero hace referencia a la capacidad de comprender sonidos, palabras, estímulos y gestos. El segundo, por el contrario, muestra el momento en el que la persona verbaliza ideas y reflexiones. Existen distintas rutinas que influyen de forma positiva en el desarrollo del lenguaje receptivo. La lectura de un cuento es un ejemplo de ello. El adulto acompaña al bebé en el descubrimiento de un universo literario que está repleto de historias, emociones y aprendizajes.
Conviene poner de manifiesto que aquellas dificultades de comprensión que están relacionadas con un trastorno del lenguaje receptivo en niños no están vinculadas con un posible problema de audición, aunque el interlocutor parezca no poner atención al mensaje que se le ha transmitido.
Comentarios cerrados