Qué es el juego simbólico y qué beneficios aporta al bebé
La evolución del bebé puede visualizarse desde distintas perspectivas. Por ejemplo, a través del juego. Existe un tipo de juego muy necesario por su valor simbólico. A través de esta interacción, el niño desarrolla su creatividad en la recreación de situaciones que parten del efecto de la imitación. Como si fuese un espejo de una situación real, esta interacción tiene un valor intencional al remitir a un ejemplo de situación determinada. En torno a los dos años, el niño puede empezar a mostrar esta forma de expresión, aunque cada niño tiene su propio proceso y su propio ritmo.
A partir de los tres años, este ocio es especialmente estimulante. La materia prima de este tipo de entretenimiento es el lenguaje simbólico. ¿Y qué situaciones pueden inspirar esta forma de ocio? Escenas que el niño observa. Por ejemplo, en los dibujos animados. Esta es una forma de representación. ¿Cuáles son los beneficios del juego simbólico en el bebé? En Uno más en la familia enumeramos una selección de ideas que puedes ampliar con tu propia perspectiva mediante la aportación de un comentario.
1. Desarrollo de roles
A través de la imaginación que produce el encuentro con una escena recreada mediante este lenguaje simbólico, el niño aprende nuevas habilidades desde la perspectiva de distintos roles. En torno a estas dinámicas, el niño se relaciona con los demás, ejercita la comunicación y practica las habilidades sociales.
2. Descubrimiento de la realidad
Mediante las fortalezas de este juego simbólico, el niño se aproxima a la realidad y la hace propia a través de este elemento que vincula la comunicación con esta forma de entretenimiento. Un descubrimiento de lo real que es personalizado y gradual. Por su vinculación con este contexto, este juego simbólico es un nexo a partir del que potenciar la comunicación con el niño en torno a un aspecto concreto.
La vivencia de esta experiencia de juego simbólico no solo es observable en el componente exterior de la imitación misma, sino también en el aspecto interior de la emoción. Por tanto, este estímulo es un componente de desarrollo emocional en el niño y un nutriente de su afectividad.
3. Desarrollo cognitivo en el bebé
Una de las fortalezas de este tipo de representación simbólica es que esta experiencia pone en valor el significado de las emociones pero también estimula el pensamiento. Este juego produce una experiencia práctica. Existe una circunstancia por la que esta primera etapa vital es tan relevante a nivel de aprendizaje: la plasticidad cerebral.
4. Tiempo compartido en común
El tiempo de juegos que compartes con tu hijo es especialmente enriquecedor para ambos. Este juego es una fuente de caricias emocionales para ambos mediante la experiencia de un pasatiempo compartido en común. La dinámica de este tipo de pasatiempo es sencilla por medio de la representación de diferentes roles y personajes. Por tanto, tú también puedes ser un protagonista en este juego simbólico.
Tu bebé puede aprender de ti y tú puedes aprender con él. Y, además, también puedes conectar con la sabiduría vital del niño interior que habita en tu corazón.
5. Estimulación del lenguaje
Este es uno de los recursos que potencia la estimulación de este aspecto del desarrollo del niño. Este juego fomenta la espontaneidad en el bebé. Al compás de esta interpretación de la realidad, el niño está en contacto permanente con las palabras. Una comunicación que integra el lenguaje verbal, pero también la expresión gestual que es una manifestación de comunicación corporal.
6. Conocer mejor al bebé
En este espacio temporal compartido con el niño puedes conocerle mejor en la observación directa de esta interacción. Por ejemplo, puedes ver qué temas le entretienen más y qué juegos simbólicos son sus favoritos. Observa esta información desde la perspectiva del presente, pero también de la evolución potencial ya que en el futuro el niño puede mostrar una mayor curiosidad por otros roles.
Por tanto, el juego simbólico es especialmente importante a partir de los dos años, un momento en el que el niño empieza a desarrollar estas habilidades. Un juego que es posible mediante dos ingredientes tan ricos como la realidad observada y la imaginación que hace posible esta representación. El juego simbólico no solo es imprescindible en el hogar, sino que también constituye un motor pedagógico en la escuela infantil.
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