¿Qué es el desarrollo estético en la infancia?

La observación, la interacción y la exploración del entorno forman parte del contexto en el que el niño vive y aprende. El espacio se percibe desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, un artículo puede llamar la atención por su funcionalidad. Sin embargo, la conexión con el entorno y el contacto con el arte educan la sensibilidad. Es decir, el desarrollo estético hace referencia a la mirada y la capacidad para apreciar la belleza allí donde se encuentra.

La belleza es inherente a diferentes propuestas culturales y artísticas. Está presente en la pintura, la fotografía, el cine, la música, la literatura, el arte, el teatro, el baile… Es decir, adquiere un enfoque integral en la realidad puesto que está presente en numerosas perspectivas: se percibe en un paisaje estacional, en el escaparate de una floristería, en la decoración de una habitación infantil o en un juguete.

La capacidad para apreciar la belleza en un paisaje, en un contenido cultural o en una obra de arte

Sin embargo, la verdadera conexión con la belleza se produce cuando se descubre, es decir, cuando se aprecia y se reconoce como tal. Por esta razón, es muy importante que el niño disfrute de experiencias creativas, culturales y artísticas en el entorno educativo y familiar.

La capacidad para apreciar la belleza no es inmediata, sino gradual. Y la interacción con diferentes experiencias, que se complementan mutuamente, enriquece el aprendizaje infantil. La belleza se contempla, se percibe y se disfruta cuando se identifica como tal. Por esta razón, la educación estética es significativa en la infancia. Ten en cuenta que está en conexión con una gran variedad de emociones y sentimientos: la gratitud, la admiración, la curiosidad, la alegría, la calma, la sorpresa, el asombro…

El significado de la belleza trascendente

Existen diferentes tipos de valores que aportan seguridad y discernimiento a los niños. Pues bien, los valores estéticos son aquellos que se adquieren a través de procesos que educan el gusto personal y la capacidad para percibir las cualidades positivas de un objeto, un paisaje o una obra de arte. Ten en cuenta que hay una belleza trascendente que es atemporal. Por ejemplo, el lenguaje tiene su propia belleza estética como muestra la musicalidad y el ritmo de la poesía infantil.

Del mismo modo, existen grandes clásicos que se convierten en una fuente de consulta recurrente para las familias porque forman parte de la literatura universal. Es decir, es una belleza que trasciende más allá del contexto temporal y su esencia se descubre de generación en generación.

Los niños también desarrollan su potencial artístico como autores de dibujos, manualidades, redacciones y creaciones de diferente tipo. Pero también pueden percibir la belleza en lo existente por medio de la observación y la búsqueda de la atención al detalle. La verdadera belleza va más allá de la primera impresión: conecta con el plano emocional y humano. Comunica emociones, sensaciones, sentimientos y mensajes que potencian el bienestar.

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