Qué es un el conflicto de lealtades en un proceso de divorcio

Un proceso de divorcio presenta diferentes dificultades en los progenitores y en los niños. La propia adaptación al cambio implica salir del ámbito de lo conocido. En consecuencia, hay que crear y aprender una nueva rutina. Sin embargo, uno de los conflictos que se produce habitualmente en una separación tiene que ver con la lealtad o la deslealtad que el menor muestra hacia cada una de sus figuras de referencia. Así ocurre cuando el apoyo hacia uno supone la oposición hacia el otro. El origen del conflicto no está en el niño sino en la influencia negativa del entorno. Es decir, las tensiones de la relación de los adultos se trasladan de forma directa al hijo.

La situación genera una diferenciación significativa en la imagen de los adultos. El amor del niño parece estar condicionado por la lealtad hacia uno de sus progenitores. Por ello, es habitual que experimente un sentimiento de culpa cuando su vinculación con la otra figura de referencia le hace sentir que está traicionando a la otra parte. En definitiva, cuando los conflictos parentales se prolongan en el tiempo se genera una dinámica que produce un enorme sufrimiento.

Cuando el niño siente que no puede querer del mismo modo a sus progenitores

El conflicto de lealtades se fundamenta en la propia lucha existente entre progenitores que quieren establecer un vínculo en exclusiva con el niño. No crean un ambiente de libertad en el que cada lazo se desarrolle de forma auténtica. Desde esta perspectiva, parece que el afecto que el niño da al otro progenitor puede llegar a agotar el cariño que siente hacia la otra parte. Desde esta perspectiva, nace la rivalidad, la envidia y el resentimiento. Es positivo que el niño disfrute de tiempo de calidad con cada uno de los progenitores después del divorcio. Y es muy saludable que cree un vínculo muy especial con ambos. Cada relación tiene sus matices, su belleza, sus fortalezas y sus dificultades. Pero la esencia no debe medirse desde la comparación.

Sin embargo, la comparación sí es constante en un conflicto de lealtades que no solo puede experimentarse en un proceso de separación o de divorcio, aunque es más habitual en estos casos. Con frecuencia, los adultos creen de forma objetiva que no están condicionando negativamente a sus hijos. Pero el modo de establecer críticas negativas hacia el otro progenitor puede ser muy sutil. En ocasiones, no se verbaliza directamente, pero se muestra por medio de las acciones.

Cómo solucionar la situación

Por ejemplo, es probable que el niño no reciba mensajes unificados, sino peticiones contradictorias. En ese caso, hacer lo que uno indica significa no atender la información recibida por parte del otro progenitor. De este modo, la lealtad y la deslealtad permanecen en numerosas situaciones de la vida cotidiana.

¿Cómo romper con una dinámica en la que el niño siente que debe tener un mayor respeto hacia uno de sus progenitores? A través de un amor alimentado con la inteligencia emocional. Por medio de la implicación y colaboración de los adultos que pueden desarrollar nuevas habilidades para nutrir la comunicación y establecer acuerdos.

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