Por qué es bueno (o malo) dejar que el niño llore
Cuando somos padres o, mejor dicho, cuando somos padres primerizos, nos acostumbramos a la habitualidad de que cuando el niño está llorando ya significa que lo está pasando mal. No en vano, al principio, cuando nuestro hijo lloraba, enseguida acudíamos a ayudarlo, incluso cambiándole el pañal y dándole de comer sin importar que esas necesidades ya estuvieran cubiertas. Se tenía la falsa sensación de que un lloro significaba que había algo mal. Y no es exactamente así.
Tengamos en cuenta que, cuando los niños no son capaces o no pueden hablar, expresarán sus necesidades en base a lloros, balbuceos y gritos. Los primeros son los principales indicativos de que algo malo podría estar sucediendo. ¿Tiene hambre? Llora. ¿Quiere dormir? Llora. ¿Tiene el pañal sucio? Llora. Sin embargo, y en base a mi experiencia, me he encontrado situaciones en las que lloraba, pero no le estaba pasando nada realmente malo. No en vano, ha habido ocasiones en las que ha llorado porque quería dormir. Estaba perfectamente, eso sí, incluyendo su cama, el pañal, la comida y los propios juguetes.
¿Es malo dejar que el niño llore?
Es evidente que habrá situaciones en las que no podréis hacer nada. Pongo un ejemplo: le he dado de comer al crío en más de una ocasión, ha llorado, y dos minutos después ya estaba dormido. Simplemente lloraba porque no era capaz de dormirse. Y ese objetivo debía completarlo él.
Tened cuidado, porque en la mayoría de ocasiones un lloro significa que algo malo ha pasado o está pasando. Ante este tipo de situaciones solo tenéis que centraros en que el niño esté bien, con todas sus necesidades cubiertas. Incluyendo la limpieza. También debéis tener cuidado porque habrá ocasiones en las que estará mal, pero no llorará. Aunque en estos momentos tenéis que poner en marcha vuestra magia para «adivinar» si está sucediendo algo malo.
Si el niño llora, en primer lugar identificad si está pasando algo malo, y sobre todo si tiene sus necesidades cubiertas. Si sucede algo que podría ser negativo, ayudadle en la medida de lo posible. Y, si no está pasando nada que le pudiera poner en peligro, intentad que entienda la situación. No en vano ¿a quién no se le ha puesto a llorar el niño por algo que no debía hacer? Al final, como podréis comprobar, se trata de dar un poco de educación. Y eso, a la larga, os lo agradecerá.
Fotos | FlickR – Beth | Pixabay – TaniaVdB
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