Psicoeducación familiar: ¿Qué es y cómo ayuda a los padres?

Cuando se produce un diagnóstico sobre una patología que afecta a la salud de un niño, los padres reciben información clave sobre su situación y evolución. Por otra parte, los profesionales de la salud también acompañan a los familiares por medio de orientación práctica con indicaciones concretas sobre cómo pueden actuar para ayudar a su hijo.

Pues bien, el acompañamiento también es esencial en el plano emocional. Por ello, la psicoeducación para padres es tan importante cuando se aplica en el campo de la salud mental. Hay muchas situaciones que pueden despertar confusión, dudas y desorientación en padres y padres.

Para qué sirve la psicoeducación familiar: el valor de la educación para padres y madres

En ocasiones, cada progenitor tiene un punto de vista diferente sobre una circunstancia concreta. Y, sin embargo, es recomendable que la respuesta de ambos sea coherente y unificada. La psicoeducación proporciona información contrastada a padres y madres que pueden tener creencias limitantes sobre la felicidad y el bienestar en la infancia. Por su parte, también implica al paciente en su propio autocuidado, haciéndole partícipe de su realidad.

Evidentemente, el profesional que interviene en el proceso terapéutico utiliza un tono y un lenguaje que se adapta a la edad y posición del interlocutor. A veces, cuando los padres descubren que su hijo sufre una dificultad concreta, pueden experimentar emociones desagradables que potencian el nivel de sufrimiento y malestar en sí mismos y en el niño (cuando los adultos transmiten al menor su preocupación). Sin embargo, la psicoeducación es fundamental para potenciar el bienestar, la confianza y la seguridad tras conocer el diagnóstico exacto, los síntomas que lo manifiestan, las consecuencias que genera y cómo interfiere en la calidad de vida del paciente.

Beneficios de la psicoeducación familiar para padres y madres

La psicoeducación familiar es muy positiva porque eleva el comportamiento proactivo en padres y madres que descubren cómo pueden actuar para apoyar a su hijo. De este modo, se reduce el grado de incertidumbre, preocupación e intranquilidad. Generalmente, el desconocimiento en torno a una situación tiende a agravar el problema. La información, por el contrario, es decisiva para que las figuras de referencia del niño sepan cómo pueden posicionarse respecto a una situación nueva que resulta todavía más compleja cuando se afronta por primera vez.

Cuando se lleva a cabo una intervención especializada, es fundamental tener en cuenta que cada caso presenta sus propias variables particulares. Por ello, la psicoeducación familiar educa y forma a padres y madres para atender un proceso con un mayor nivel de personalización (al poner el acento en las necesidades de su hijo). Cuando un niño padece un trastorno específico, esa situación suele generar en los padres una tormenta interior en forma de confusión, preguntas y dudas. Pues bien, el impacto de la noticia se asimila de una forma más positiva cuando saben cómo pueden actuar, qué acciones deben aplicar y qué errores conviene evitar. En definitiva, cuando saben qué medios tienen a su alcance para influir positivamente en su hijo y en su bienestar. Y, de este modo, colaboran directamente con los profesionales de la salud.

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