Problemas del corazón (I)
Se calcula que uno de cada cien bebés nace con un problema cardíaco estructural, conocidos como cardiopatías congénitas; esta condición puede manifestar síntomas en los primeros meses de vida o mucho más adelante. Algunos niños presentarán un soplo cardíaco como único síntoma, mientras que en otros podrían aparecer otros malestares que se confunden con otras enfermedades.
A pesar de que una pareja pueda concebir a más de un hijo con insuficiencias cardíacas, en pocos casos se considera que pueda ser de origen hereditario. La mayor parte de las cardiopatías estructurales, se superan fácilmente en la infancia y pocas requieren cirugía o tratamientos, que el cardiólogo pediatra sugerirá.
Una enfermedad cardíaca importante, podría mostrarse en el niño con dificultad para alimentarse, respiración agitada, labios azulados o retraso en el crecimiento, todos estos factores que el pediatra reconocería, para remitir al pequeño a un especialista. Las cardiopatías congénitas pueden estar asociadas a enfermedades cromosómicas, como el síndrome de Down, a factores ambientales, como exposición a sustancias químicas y contaminación, o en otros casos, al nacimiento prematuro.
En otros casos, pueden relacionarse con la salud de la madre durante el embarazo, por situaciones como: padecer rubéola, cuadro de diabetes no controlada, o trastornos metabólicos como la fenilcetonuria; también puede influir el uso de ciertos medicamentos, el consumo de alcohol o drogas psicoactivas.
La detección de un soplo en el corazón, en recién nacidos, resulta mucho más común de lo que podríamos pensar y así mismo puede ocurrir en el transcurso de los primeros años de vida. La expresión “soplo cardiaco” no constituye ningún diagnóstico ni representa en sí una enfermedad; se refiere a un sonido sibilante que el médico puede escuchar al auscultar el corazón del bebé, caso que explicaremos en el artículo siguiente.
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