Principales características de los niños sobreadaptados

La distancia entre la apariencia y la realidad puede ser notable en numerosas ocasiones. Las conclusiones precipitadas, con frecuencia, son equivocadas. Y las observaciones en torno al comportamiento infantil pueden presentar una lectura que va más allá de aquello que se percibe a simple vista. Así ocurre cuando existe un caso de sobreadaptación.

En ese tipo de situación, el comportamiento infantil se percibe como ejemplar. De hecho, destaca por su obediencia, su amabilidad, su implicación y su disciplina. Es decir, puede llegar a superar incluso las altas expectativas que el entorno cercano ha depositado en él. Se produce una sobreadaptación cuando el modo de actuar está alineado con el deseo de recibir aceptación y amor.

Cuando el comportamiento representa un esfuerzo constante

La sobreadaptación puede producirse en el hogar, pero también en la escuela. El hijo o el alumno actúan de acuerdo a aquellas expectativas que considera que los demás han depositado en él. Por tanto, existe una adaptación continua al entorno. La distancia que se produce entre el ser y la apariencia genera una consecuencia directa. Con frecuencia, existe un silenciamiento de emociones y sentimientos desagradables que se reprimen. Como hemos comentado, el niño se adapta a aquello que cree que debe realizar. Y, en ese proceso, no hace espacio a la expresión de sus propias sensaciones.

¿Cuál es el objetivo de la adaptación al entorno? La búsqueda de reconocimiento, aprobación y amor. ¿Pero qué ocurre cuando el ser humano vive permanentemente conectado a las expectativas ajenas? Se distancia de su propia esencia, es decir, se aleja de su voz interior. Y la experiencia puede ser agotadora cuando se produce de forma habitual a lo largo del tiempo. Esto es lo que ocurre con la sobreadaptación: está acompañada por un enorme esfuerzo (porque el afectado se aleja de su propia verdad).

El niño se distancia de su realidad personal

Por el contrario, la espontaneidad, la autenticidad personal y la libertad interior quedan en un segundo plano. La sobreadaptación también puede enmarcarse en un contexto histórico como el actual. Con frecuencia, los niños tienen tantas actividades extraescolares que no disponen de tiempo para jugar entre semana.

La búsqueda de los resultados hace que el aburrimiento parezca una experiencia negativa (cuando es positiva en sí misma). La prisa y la inmediatez también son habituales en el estilo de vida familiar. La sobreadaptación parece derivar en una aparente búsqueda de una perfección que es imposible de alcanzar en la realidad. El sufrimiento aumenta cuando la situación se prolonga en el tiempo. En ese caso, los sueños y objetivos personales parecen menos importantes. Y la persona se comporta de forma pasiva. Imagina el ejemplo de un niño que no asiste a las clases extraescolares que realmente llaman su atención porque se adapta a las preferencias de los adultos.

El viaje vital de la infancia es esencial en el descubrimiento del propio yo. Y el yo, por otra parte, también está llamado a expresarse ante los demás. Por ello, es recomendable identificar una situación de sobreadaptación para evitar la autoexigencia constante.

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