Los primeros placeres de nuestro bebé
Desde el primer segundo que nuestro bebé aparece en nuestras manos empieza a necesitar y buscar los placeres que le ofrece la vida. No es mera casualidad que busque el olor de su madre, que sonría ante la música o que se sienta feliz estando desnudo. Disfrutar de todas estas cosas le ayuda a expresarse y cubre sus necesidades emocionales. Por eso debemos aprender a observar a nuestro pequeño, ver y entender cuales son sus placeres, de esta forma estrecharemos los lazos que nos unen y conseguiremos uno de los mayores objetivos de la crianza: hacer feliz a nuestro bebé.
Evidentemente no todos necesitan o disfrutan con lo mismo, de ahí la necesidad de observar y conocer a tu hijo, pero una gran mayoría de bebés disfrutan con estos primeros placeres.
- Cuando está desnudo nuestro bebé se encuentra receptivo y en total conexión con el mundo. Por eso le gusta sentirse libre de las ataduras que le ofrece el pañal y la ropa. A falta de palabras, su cuerpo se convierte en su medio de expresión más inmediato y, cuantas menos interferencias, mucho mejor.
- La piel de mamá se convierte en el bálsamo curativo para todos los males. Está demostrado que un abrazo de piel contra piel, equilibra la temperatura corporal, el ritmo cardiaco y libera una serie de hormonas que nos hace sentirnos más cercanos y amados. Además, ese contacto relaja el sistema nervioso del pequeño, expuesto a tantos estímulos y novedades.
- Los ruidos monótonos (la lavadora, el secador o un motor) le recuerdan a aquellos sonidos que le han acompañado durante los nueve meses de gestación, por lo tanto le ayudan a relajarse.
- Estar arropado también es un recuerdo de su época intrauterina. Sobre todo durante las primeras semanas los bebés necesitan sentirse protegidos, arropados y con todas las partes de su cuerpo en contacto con algún elemento: la manta, un peluche, nuestros brazos…
- La música es un claro e importante estímulo para su aprendizaje. Según el tipo de tonos que utilicemos así estaremos ofreciendo una serie u otra de emociones. Los sonidos armónicos le predisponen al aprendizaje. Mientras que en los sonidos donde predominan los tonos más graves, le relajan.
- El olor y la voz de mamá son dos elementos indispensables. El olfato está ligado a la supervivencia y es lo primero que distinguimos nada más nacer. De modo parecido sucede con nuestra voz ya que contiene un buen número de elementos que percibe llenos de carga emocional.
- El balanceo resulta ser todo un placer lleno de beneficios y emociones para el pequeño. Este movimiento, monótono y rítmico, trabaja sus conexiones neuronales más profundas además de crear una conexión entre la seguridad y el equilibrio en todos los sentidos.
Vía | Ser Padres
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2 comentarios
Los primeros momentos son los más bellos.
saludos
Y los que nunca se olvidan.
Nuestra estabilidad emocional futura depende de estos primeros placeres.
Gracias por tu visita, emule.