Primeros auxilios psicológicos para niños: 5 consejos básicos
Los primeros auxilios ofrecen un protocolo de respuesta inmediata cuando se produce una situación de urgencia. Sin embargo, conviene puntualizar que la atención también puede centrarse en el plano psicológico y emocional. En ese caso, la respuesta se alinea con la protección, el acompañamiento y el cuidado del niño que experimenta una situación compleja. Son los sucesos que rompen con lo cotidiano aquellos que posicionan al afectado en un escenario distinto al habitual.
Es decir, le alejan de su zona de confort. Sin embargo, aunque los primeros auxilios emocionales se apliquen, principalmente, en ese contexto, son básicos en la vida diaria. Cada suceso se relaciona, a su vez, con la vivencia de emociones y sentimientos que presentan diferentes niveles de intensidad. ¿Qué primeros auxilios psicológicos protegen a los niños a partir de los 3 años?
Acompañamiento
La cercanía se convierte en un refugio emocional que da calidez. El acompañamiento pone el acento en el cuidado emocional y también físico. Es decir, se centra en atender las necesidades esenciales del niño, aquellas que impulsan su bienestar.
Creación de un ambiente tranquilo
El entorno exterior tiene una influencia significativa en el estado de ánimo. Un espacio relajante, ordenado y agradable alimenta la tranquilidad interior. Por ello, los primeros auxilios emocionales también hacen referencia al contexto. La planificación del mismo influye positivamente en la protección infantil. En definitiva, cuando ocurre algo que rompe con lo extraordinario, es especialmente importante crear un pequeño universo de seguridad.
Escuchar y validar emociones
Los primeros auxilios integran la inteligencia emocional en la vida cotidiana. La escucha es esencial para que el niño se sienta atendido. Es decir, es positivo validar la información que transmite cuando expresa cómo le hace sentir lo ocurrido. El acompañamiento pone de manifiesto la importancia de la comunicación. Una comunicación en la que intervienen distintos factores: el lenguaje corporal, la palabra y el tono utilizado.
Alimentar la autoestima
Existen situaciones que aumentan la sensación de vulnerabilidad ante lo ocurrido a nivel externo. Hay variables que se presentan como inevitables y van más allá de la voluntad. Pero el ser humano es resiliente, en consecuencia, tiene capacidades y habilidades para responder ante aquello que acontece. El niño adquiere estas herramientas y destrezas de forma gradual. El acompañamiento del adulto y el reforzamiento de la autoestima son claves durante el proceso.
Actuar desde la etapa inicial
Algunos sufrimientos pueden llegar a prolongarse en el tiempo. Los primeros auxilios emocionales minimizan el impacto de hechos complejos. Ofrecen una respuesta puntual que actúa desde la etapa inicial del proceso. El consuelo es un claro ejemplo de ello.
La formación en esta materia es importante para profesionales que trabajan en el ámbito educativo y, también, para las familias. Como hemos indicado, los primeros auxilios psicológicos intervienen positivamente en situaciones sencillas de la vida cotidiana. En otros casos, pueden complementarse con el apoyo especializado de un psicólogo. Los primeros auxilios alimentan la resiliencia infantil.
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