Primera Comunión: Y después ¿qué?
Ya sabemos lo importante que es tomar la Primera Comunión para los niños católicos, pero también es cierto que durante muchos años se ha tenido como una costumbre de obligado cumplimiento, incluso para aquellas familias que no profesaban esta religión. Raro era el niño que llegado a los 7 u 8 años, no se planteara pasar por este ritual, aunque sólo fuera de manera inconsciente o por el simple hecho de recibir un sinfín de regalos.
Afortunadamente los tiempos han cambiado, o eso parece en la mayoría de los casos, y ahora los niños que quieren tomar su Primera Comunión lo hacen empujados por otros valores o creencias, es por ello que una vez han finalizado su periodo de formación y han recibido este Sacramento, la actividad en la parroquia puede continuar con nuevas experiencias. Es lo que todos conocemos como postcomunión.
El mismo grupo de compañeros y amigos que han compartido juntos todo este periodo, suelen haber unido nexos en torno a un mismo ideal o forma de sentir la vida, por eso no es extraño que su relación continúe pasado este periodo. En la mayoría de parroquias suelen tener grupos de jóvenes que se dedican a acompañar a los más niños en actividades culturales, sociales o deportivas, unidos bajo la misma bandera de la fe.
Los grupos de postcomunión suelen reunirse los fines de semana en los salones sociales que tienen las parroquias, para realizar tareas juntos: salidas a la montaña, convivencias con otros grupos parroquiales, manualidades, campamentos o trabajos relacionados con el mundo social (ayudas a familias necesitadas, reparto de alimentos, acompañamiento en necesidades especiales…). La participación activa en la vida de la Iglesia, también es otra de las tareas que suelen ejercer: ayudando al sacerdote en las misas o integrando a los nuevos grupos de niños que se enfrentan a su Primera Comunión.
Foto | Pastoral Juvenil Vocacional
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