Posicionándome frente al bullying: ni ocultarlo ni convertirlo en espectáculo
Los estudios realizados sobre Acoso Escolar, por el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa, afirman que (en 2012) el índice general de maltrato ‘escolar’ era de un 21 por ciento entre alumnos de tercer ciclo de Primaria, y un 14,6 por ciento para alumnos de Secundaria. Los porcentajes habían aumentado desde una evaluación anterior (2009).
Teniendo en cuenta la propia experiencia como padres, docentes, o simplemente como miembros de la sociedad, creo que es necesario tomar consciencia de la terrible situación que en muchas aulas de nuestro país se está viviendo. 21 % entre niños de 10 a 12 años, es mucho, muchísimo. Por eso me sorprendió el anuncio de Mediaset, respecto a un programa previsto para emitir en Cuatro, que (pretendiendo abordar esta cruda realidad social), grabaría en secreto agresiones e insultos.
Y digo que me sorprendió, porque me parece que estaríamos ante una trivialización de un asunto demasiado serio como para abordarlo de esa forma . Ahora que – pensándolo bien – probablemente se trata de una especie de ‘reality’, como otros programas conducidos por la misma persona: Pedro Garcia Aguado. Desde este punto de vista, podría ser que las imágenes que habríamos visto fueran ficticias, ¿o no?
Que quede claro que únicamente estoy teorizando, y como única base dispongo de las noticias difundidas. El programa no se emitirá (al menos de momento) porque – según parece – ha habido una filtración a un medio de información. La motivación de la productora, era ‘concienciar a los espectadores sobre las consecuencias del acoso escolar’; a la vez que reforzar la autoestima en los jóvenes, y el espíritu de equipo en las aulas.
El acoso escolar en nuestro país
He referido antes un estudio sobre acoso escolar reciente, ahora quería contaros que el primer estudio epidemiológico nacional y europeo realizado, fue presentado en 2007 (Informe Cisneros X). Evaluaba 24.990 niños desde segundo de Primaria en 14 comunidades autónomas. España se sitúa en el decimoséptimo lugar, por detrás de Lituania y por delante de Rusia, la tasa de incidencia de bullying para el conjunto de alumnos españoles era del 24 por ciento.
Comento esto porque parece que hay una cierta tendencia a considerar el problema propio de niños en los últimos cursos de Primaria, y después, en Secundaria. Así que, podemos concluir que el hecho de que no se estudie el fenómeno en niños pequeños, no significa que no exista.
El parámetro global analizado es denominado como AVE (acoso y violencia en la escuela), esto es porque es importante valorar la violencia (como forma inadecuada de expresión de la agresividad), independientemente de si se convierte en bullying. El cuadro que veis a continuación desarrolla la evolución de los grupos de riesgo frente a AVE.
Los autores del Informe Cisneros X para España (Araceli Oñate e Iñaki Piñuel), indican claramente que las conductas que se ven (agresiones de cualquier tipo) sólo son la ‘punta del iceberg’, puesto que también fluyen las amenazas, intimidaciones, coacciones, bloqueos, exclusión social, estigmatización y hostigamiento verbal. Todas ellas, socavan a la persona; y tras ellas, frecuentemente aparece el síndrome de estrés postraumético en las víctimas.
¿Sabrías detectar si tu hijo o hija sufre bullying?
A priori, lo más sensato es aconsejar que se intente mantener un clima de confianza y abierto al diálogo en casa: prestar atención a las emociones de los niños, escucharles, mantenernos dispuestos a conversar sobre los temas que nos / les interesan, no juzgar sus opiniones, expresar nuestros valores… En definitiva: que se sepan importantes para nosotros, con el fin de que no les resulte (demasiado) difícil expresar posibles problemas en el presente y el futuro.
Antes de la adolescencia temprana (es decir antes de los 10 años) esto no debería resultar complicado, con la salvedad de que en ocasiones no sabemos conversar con niños pequeños, quizás porque nos parece que ‘aún no tienen edad’, quizás por que desconfiamos de sus capacidades comunicativas. Sin embargo una buena comunicación es básica, y – si bien – no hay edad por abajo para empezar, es decir, cuanto más pronto mejor; tardar mucho en introducir algunos temas es un poco arriesgado.
Y como no siempre cuentan lo que les pasa, aquí van algunos consejos que podrían ser útiles:
* Entre los signos más evidentes se encuentran el hecho de que presenten deterioros en material escolar o ropa, y no se pueda atribuir a causas conocidas.
* Las lesiones en espalda, cuello, nalgas, parte de atrás de las piernas, costados del cuerpo, no son normales ni siquiera en niños muy inquietos. Cuando uno se cae (y las excepciones son pocas), se cae hacia delante, cuando tropiezan con un objeto, se golpean las piernas.
* Cualquier cambio en el carácter repentino, y sobre todo mantenido en el tiempo, debería alertarnos (algo está ocurriendo).
* Manifestación de síntomas como dolores de cabeza, o de barriga: no tiene nada que ver con la desgana cuando se empieza una semana; hay niños que realmente tienen miedo de ir a clase cada día.
* También observaremos la desgana, o falta de ganas de comer; y que no tenga que ver con enfermedades, o nerviosismo por un examen, o por un suceso extraordinario en su vida (el nacimiento de un hermano, una mudanza).
* El aislamiento respecto de otros niños de su edad, no querer ir a jugar al mismo parque que los de su colegio, negarse a invitar a otros a casa, que no cuenten con él / ella para actividades conjuntas (un cumpleaños, por ejemplo).
Cualquier signo se debe valorar de forma global, y relacionándolo con la situación actual de nuestro hijo; es muy importante contextualizar, como lo es no dejarlos pasar confiando en que ‘ya se arreglará’.
A vueltas con el programa de televisión
Pretendo acabar el post con la reflexión del principio, y haciendo referencia al programa de (supuestamente) formato coach para concienciar sobre este grave problema. Creo que esa no es la forma, en primer lugar porque para ejercer una acción terapéutica, se debe ser terapeuta; y en segundo lugar porque los buenos resultados de verdad, se conseguirían desarrollando programas de prevención y abordaje del acoso escolar, desde los propios centros. Hay experiencias que funcionan, y debemos apostar por ello; previamente – claro está – debe existir una voluntad de cambio, voluntad que aún hoy en día falta, puesto que en más de una ocasión se tiende a ocultar y minimizar el sufrimiento de las víctimas.
Creo que convertir el dolor en espectáculo, es poco ético, más aún si se graba sin consentimiento. Creo también que pretender que un ‘reality’ tenga formato de ‘coach’, es mucho pretender, porque ¿cómo se aseguran los responsables del programa que no derivará la acción en favor únicamente de conseguir mayor audiencia?
Si lo que queremos es que la consciencia social aumente, debemos tener el bullying en nuestras conversaciones, y sobre todo, no debemos contribuir a ocultar un problema terrible, de consecuencias difíciles de asumir. No son pocas las familias que han debido cambiar de centro, porque se culpabiliza a la víctima y no al agresor, y eso no lo va a cambiar ningún programa, por mucho que esté basado en otro similar emitido en otros países, y producido por una empresa holandesa.
Ni ocultar, ni convertirlo en espectáculo, esa es mi opinión. Y teniendo en cuenta que lo que necesitamos son proyectos reales, efectivos y duraderos en el tiempo.