¿Por qué los niños admiran a sus padres durante la infancia?
La admiración es un factor que suele estar muy presente en la mirada infantil cuando esta se dirige hacia el padre o la madre. La infancia es un periodo en el que existe una gran cercanía y conexión con las figuras de referencia.
Los padres personalizan cualidades que, desde el punto de vista infantil, son propias de un héroe o de un ser totalmente especial. Este nivel de admiración no se mantiene eternamente en el mismo grado. De hecho, cambia de forma significativa en la adolescencia, cuando el hijo actualiza el vínculo con sus padres.
La admiración: clave en el vínculo entre padres e hijos
A partir de ese instante, ellos siguen siendo un apoyo fundamental. Pero la amistad se convierte en el vínculo de referencia como queda representado en la identificación y el sentimiento de pertenencia en un grupo. Los niños admiran a sus padres por quiénes son y por aquello que hacen.
La admiración surge de una forma natural en esta etapa. La imitación es visible en numerosas acciones que los niños llevan a cabo. Por esta razón, para que su huella perdure verdaderamente a largo plazo es recomendable que el propio adulto, de forma consciente, actúe como un referente que quiere inculcar valores y lecciones de vida por medio de su ejemplo.
Es decir, la admiración del niño no solo se corresponde con el amor de los padres, sino también con la aceptación, el acompañamiento, la cercanía y el cariño. Los peques pueden admirar a diferentes figuras no solo en el entorno familiar, sino también en el ámbito social. Y cada una de ellas se convierte en un referente por aquello que representa en su vida. La admiración del niño es una invitación para que el adulto tome conciencia de cómo su comportamiento produce una huella trascendente a largo plazo.
Pero también es un antídoto que alimenta la autoestima, el bienestar emocional y el amor propio. Frente al desgaste que produce la exigencia constante, la admiración del hijo muestra una mirada diferente de la rutina y del orden de prioridades. Con frecuencia, el tiempo de juegos se convierte en el mejor regalo para ambos.
La admiración que los niños sienten hacia sus padres muestra una mirada concreta. Aquella que se centra en las cualidades positivas y en las virtudes y, por el contrario, deja en un segundo plano otras imperfecciones, errores y defectos (defectos que empieza a descubrir de un modo más realista durante la adolescencia).
La admiración es un regalo y una responsabilidad
La admiración que tu hijo siente por ti es un regalo, pero también plantea una responsabilidad personal en la educación, en la crianza y en la convivencia. No necesitas ser un padre perfecto para que tu hijo considere que lo eres en los aspectos más importantes. La responsabilidad que plantea la admiración recae principalmente sobre uno mismo. Es decir, la infancia de tu hijo quedará en el pasado en algún momento. Pero el recuerdo que conserves de ti mismo es más duradero en el tiempo.
Comentarios cerrados